Gracias a un procedimiento abreviado, el narcomenudista Francisco Avila Pech pactó ser condenado a 2 años y 8 meses de prisión, al confesar que fue sorprendido vendiendo un carrujo de mariguana a un menor de edad en las inmediaciones de una escuela de Chelem.
Fue el juez de control de Progreso, Santos Alfredo May Tinal, quien accedió a beneficiar a este envenenador público.
El delito que se le instruyó fue contra la salud en su modalidad de narcomenudeo en la variante de comercio en su connotación de venta del narcótico denominado cannabis o mariguana.
Será este viernes cuando se le notifiquen las sanciones a las que se hizo acreedor, para que luego, mediante un cómodo pago, recupere su libertad y en la calle se reponga del tiempo perdido y la lana que dejó de ganar.
De acuerdo con los hechos que se le imputan, el 6 de noviembre, aproximadamente a las 16:30 horas, el ahora beneficiado se encontraba en la calle 20 por 15 de la comisaría progreseña de Chelem y de pronto se le acercó un menor.
Sin embargo, por medio de una denuncia anónima, ya le estaban echando el ojo elementos de la Policía Estatal de Investigación que lo descubrieron en un acto de venta de mota a un menor de edad, por poco más de cinco gramos de la hierba.
Fue detenido y al revisar una mochila escolar que llevaba consigo, se encontró 20 envoltorios con la misma sustancia y se le ocupó los cien pesos que le había entregado el menor para que reciba droga.
