Pecho a pechito: uno se va y el otro llega; así de simple

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El Boffas/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- Este lunes, 1 de octubre de 2018, se cumple un ciclo y comienza otro.

Rolando Zapata Bello, el mandatario surgido de la las filas del PRI -ahora un tricolor en coma inducido-, cede el cargo, para otros, el poder, a su sucesor, el panista Mauricio Vila Dosal, quien se encargó de derrotar en las urnas, el pasado 1 de julio, a su tocayo Mauricio Sahuí Rivero.

Y, como casi siempre sucede, comienza la colecta de críticas y de aplausos. Para muchos, Zapata Bello se encargó de cavar la tumba del RIP-nosaurio en Yucatán al tratar de convertirse en el gran elector con la selección de Sahuí Rivero para la gubernatura y de su gran amigo de aventuras políticas, Víctor Caballero Durán, rumbo a la alcaldía de Mérida.

Como casi todos saben, los dos abanderados del PRI fracasaron en su intento de alcanzar la gloria.

En el recuento de los daños, Rolo Zapata figura como el “malo” de la película. No necesariamente. En su apuesta personal, el mandatario mejor calificado del país –según encuestas que nunca despejaron dudas de que aquellas eran pagadas- se presentó ante el presidente Enrique Peña Nieto y solicitó ser el “elector” estelar de Yucatán para garantizar, cuando menos, un triunfo: el de la gubernatura.

Don Peña aceptó. ¿Por qué? Sabía que el promedio porcentual que Yucatán le podría proporcionar al abanderado Pepe Toño Meade era irrelevante, si acaso, 0.5 por ciento del padrón nacional priísta. Entonces, no era muy importante el voto de los yucatecos para “Don Meadazo”. Por lo tanto, no puso “peros” a la petición de Rolando, quien sabía que la preferencia de Peña era por Jorge Carlos Ramírez Marín. De todas maneras, el Presidente, consciente de que la elección iba a perderse a manos de Andrés Manuel López Obrador, prefirió que el “gordito Marín” ocupara un escaño en el Senado y de allí defender lo que se pueda de las ruinas del PRI. Y así sucedió.

Pero, muy probablemente, Rolo Zapata no tomó en cuenta que un “tsunami político”, marca “llorarás”, se avecinaba en el plano nacional y que iba a afectar sus potenciales estadísticas. El tifón que representó “Don Pejelovich” influyó en la aceptable votación que tuvo el ex panista Joaquín “Huacho” Díaz Mena, candidato express de Morena a la gubernatura, y que le rebajó más votos a Mauricio Sahuí que al panucho Mauricio Vila.

Aparte, la paupérrima votación que obtuvo el candidato a la alcaldía de Mérida, Víctor Caballero Durán, le restó por lo menos 30 ó 40 mil sufragios a Sahuí Rivero.

De entrada, la elección de Rolando parece que fue mala. Quizá no fueron las mejores, pero Zapata Bello no es el súper villano de la debacle priísta. Todo el PRI y sus militantes interaccionaron para que le fuera mal a medio mundo. Cierto, ganaron 10 diputaciones locales y 58 de 106 municipios, pero perdieron la fuente de su poder: el Gobierno, tanto federal como local.

Y el resto de la película es conocida: el triunfo inobjetable de Mauricio Vila Dosal, ex alcalde de Mérida y cuya carrera política oficial no tiene más de 10 años efectivos.

Pero ahora salen todos los males habidos y por haber. Cientos de priístas acusan a Rolando Zapata de propiciar la caída del partido en Yucatán y tampoco se fijan en que, por ejemplo, varios de los legisladores que salieron el 1 de septiembre dejaron de hacer su chamba y nunca regresaron a sus distritos; tampoco quieren reconocer que numerosos alcaldes desviaron millones de pesos en recursos para beneficio propio, de sus familias y de sus “queridas” en turno, y mucho menos se ponen a pensar los ahora críticos que las estructuras locales del PRI fueron descuidadas y los recursos económicos y toda clase de dádivas dejaron de fluir. Sin lana no hay trabajo partidista, así de simple.

En concreto: el PRI perdió, además, por todas sus corruptelas a nivel nacional y hasta con mandatarios estilo el jarocho Javier Duarte de Ochoa, quien desvió miles de millones de pesos y, a cambio, podrá salir en tres años del bote. Pero eso la vale gorro a “Javidú”.

Rolando Zapata Bello ahora es blanco de todos los torpedos. Que si descuidó los derechos humanos; que si no ordenó investigar a fondo los famosos feminicidios; que si dispuso de empresas fantasma para desviar millones de pesos; que si dio mucho poder a su jefe de gabinete, Sergio Vadillo Lora y éste no supo hacer su chamba; que si descuidó la situación agrícola de Yucatán; que si productos líderes como la papaya maradol, la miel, la carne de cerdo y hasta la sábila se desplomaron gruesamente en los mercados nacional e internacional; que si prefirió apuntalar la industria endeble de la entidad; que se la pasó repartiendo computadoras a estudiantes de condiciones económicas vulnerables (jodidos, pues) y que hasta el combate a la pobreza fue sólo de simple maquillaje. Resumen: en Yucatán no pasa nada. Esa fue la frase preferida para la opinión popular.

Algo sí tuvo impacto: la seguridad. Podrá decirse misa pero en materia de vigilancia policiaca los resultados son más favorables que negativos. Y eso no tiene precio.

Ahora le toca el turno a Mauricio Vila Dosal, el segundo mandatario de extracción panista, después de Patricio Patrón Laviada (2001-2007), en tomar las riendas del gobierno estatal. Sólo puede deseársele mucho éxito. Al parecer, conformó un gabinete de trabajo muy profesional y chambeador. Repiten Luis Felipe Saidén Ojeda, en la Secretaría de Seguridad Pública, y Ernesto Herrera Novelo, en la ahora llamada Secretaría de Desarrollo Económico y del Trabajo, lo cual es ampliamente celebrado por diversos sectores sociales influyentes.

Y ningún priísta se atreve a criticar la ratificación de Saidén Ojeda, ahora bajo el mando de un mandatario surgido del PAN-ucho, y menos llamarlo “traidor”. Hay inconformes en Acción Nacional pero valen mother. El trabajo está por encima de los intereses partidistas. Saidén y Vila así lo han entendido.

La trayectoria de Rolo Zapata, en el poder yucateco, concluye. Y aunque suene aburrido, la historia lo juzgará y absolverá o condenará de sus pecados.

Se abre una nueva etapa. Son los tiempos de Vila. Que nadie lo dude.

Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que las cosas marchen lo mejor posible y las penas de Rolo con PAN sean menos, enviarlas a boffilgó[email protected] y/o [email protected]

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