Enigmas: Fatídica experiencia paranormal de ‘condesa’ en Mérida

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Por Jorge Moreno
Puede sonar muy surrealista, e incluso digno de una película de ciencia ficción, pero se cuenta que en la época de la colonia hubo un enfrentamiento entre cuatro brujos mayas (huayes) contra una docena de soldados españoles, esto por lo que hoy es el suburbio de San Juan, en Mérida.

Según se cuenta, una crónica de la época señala que en ese entonces esos cuatro hechiceros “bajaban” a Mérida provenientes de un pueblo cercano, a hacer algunos conjuros y rituales, pero algunos criados de familias españolas, cansados o asustados de que les pudiera pasar algo, lo reportaron a las autoridades.

Entonces, un capitán de apellido Mayorga, mandó a una docena de soldados a custodiar el área, y en al menos dos noches se cuenta que hubo un enfrentamiento armado que, por fortuna, no pasó a mayores, es decir, no hubo muertos ni heridos de gravedad; a partir de ese momento, los brujos dejaron de ir a ese sitio y se cuenta que siguieron haciendo trabajos a la gente que contrataba sus servicios, pero se veían a las afueras de Mérida.

La ‘reina’ de Madrid, en Mérida

Otro caso ocurrido en San Juan para esas épocas tuvo lugar con la “condesa” Victoria de Montemayor, de quien se decía era de “sangre azul”, ya que descendía de la realeza, pero las malas lenguas comentaban que en realidad había asesinado a su marido en España y, con su pequeña fortuna (la cual no le alcanzaba para vivir como “reina” en Madrid), decidió venir a Mérida.

Llegó sola, es decir, sin ningún otro pariente, pero con tres empleados, su mayordomo, su ama de llaves y un esclavo africano; se instalaron en una casa que se ubicaba por los rumbos de lo que hoy es el suburbio de San Juan y desde el primer momento trató de presumir de más, su “alto linaje”.

Se cuenta que empezó organizando fiestas a todo lo que da, con el único fin de atrapar a algún acaudalado español, y esto tenía lógica, ya que, como no trabajaba ni tenía más que su pequeña fortuna, ésta irremediablemente iba a desaparecer con el paso de los meses debido a la vida de lujos y despilfarros que se daba para impresionar a la sociedad meridana.

Se dice que en la casa que adquirió habían muerto trágicamente cinco viejecitos en un incendio, quienes, debido a su edad, no pudieron escapar del fuego.

Los dueños del inmueble, dos sobrinos de uno de los ancianos, rápidamente remodelaron el sitio con el objetivo de poder venderlo y, aunque por superstición nadie que supiera lo que ocurrió en esa casona se atrevía a comprarla, la “condesa” fue la cliente perfecta, pues no tenía ni idea de lo que ocurrió ahí años atrás.

‘Entre fantasmas y un HuayPeek’

La presumida mujer contrató a varios sirvientes en su nueva residencia, pero éstos muy rápido renunciaban, pues afirmaban ver los fantasmas de unas personas de avanzada edad, es decir, las almas en pena de los ancianos que ahí habían fallecido, pero la ama de llaves española, con tal de no hacer mayor el problema, le decía a la “condesa” que en realidad se trataba de “aluxes”.

Como la española jamás en su vida había escuchado esa palabra, la ama de llaves le dijo que se trataba de una especie de “animalillos nativos” que son muy ágiles para aparecer y desaparecer espantando a las personas, pero que había gente en Mérida que los podía combatir y eliminar, como si se tratara de llamar actualmente a un fumigador para eliminar una plaga.

Entonces la “condesa” ordenó a la ama de llaves que contratara a las personas indicadas y ésta trajo a un presunto sacerdote maya que hizo un ritual para que los “aluxes” no hicieran de las suyas, pero éste, desde un principio, le dijo que ahí no había ningún “alux”.

La ama de llaves, con tal de no molestar a su señora, no le dijo eso sino todo lo contrario, que el problema se había ido; pero evidentemente todo seguía igual, ya que lo que ahí se manifestaba era el alma en pena de los ancianos muertos en el trágico incendio y que posiblemente sólo necesitaban de rezos para descansar en paz.

Un día, sucedió lo inesperado, la “condesa” desesperada llamaba a gritos a su ama de llaves, cuando ésta acudió en su auxilio dijo que había visto entrar por su ventana a un perro enorme con los ojos rojos y rasgos de humano. La descripción era como la de un HuayPeek. Fue tal el horror y espanto que sintió la “condesa” que decidió regresarse a España, por lo que ordenó que empacaran todo (también se dice que el verdadero motivo era que no pudo encontrar galán rico).

Dos días antes de la partida, la “condesa” falleció…

El reporte médico indicó que murió por un infarto, pero la ama de llaves, quien a la postre se quedó con todo y se quedó a vivir en Mérida, afirma que encontró el cadáver de su jefa con una mueca de terror en el rostro y varios rasguños en el cuerpo, dice que posiblemente el Huaypeek fue quien le había causado su muerte.

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