Negligencia, desidia, tortuguismo… o ya de plano contubernio de las autoridades, específicamente de la Fiscalía General del Estado y de la Policía Cibernética. Esa es la pregunta que se hacen las víctimas de un mecánico de aires acondicionados que se roba los automóviles que le dan para reparar, sin que ninguna autoridad lo detenga, a pesar de las múltiples denuncias que hay en su contra.
Para terminarla de amolar, una de las víctimas, después de encontrar el coche que le robó este sujeto y que encontró por sus propios medios y sin contar con ninguna ayuda policiaca, ahora lleva más de 6 meses tratando de que en la Fiscalía le devuelvan su vehículo, pues se niegan a hacerlo, no obstante que ya demostró que cuenta con todos los documentos que la hacen propietaria de la unidad.
El pasado 23 de junio publicamos que una pareja metió su carro a repararle el clima, les cobraron 6 mil varos por la dizque “chamba” y, para terminarla de amolar, se lo robaron.
Después de casi 8 meses lo encontraron estacionado en una calle lejana al taller donde se lo transaron y ya con otros dueños que pagaron 120 mil morlacos por la nave.
Al avisar a la Policía, mientras se realizaba la investigación pertinente, el vehículo fue resguardado por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y trasladado al corralón.
Inicio de la pesadilla
Esta historia inicia en octubre de año 2021, cuando los propietarios del vehículo Chevrolet Aveo con placas DPN808D del estado de Chiapas, se dieron cuenta que el sistema de aire acondicionado del auto comenzó a fallar, así que lo llevaron al taller “Autoclimas Yucatán”, ubicado en la colonia San Damián, donde el dueño les dio un diagnóstico y les cobró 6 mil fierros por adelantado, prometiendo que lo repararía en pocos días.
Así pasaron las semanas y los meses, y siempre les decía que no había una pieza o que ya estaba listo pero le había salido otro desperfecto, hasta que ya no vieron el carro en el taller y entendieron que se los habían robado, por lo que interpusieron una denuncia (G9/281/2022) contra el dueño del “taller de climas”.
Pero la pareja nunca dejó de buscar su vehículo, cada vez que veían uno parecido se detenían a preguntar, hasta que un amigo les dijo que había visto su nave estacionada fuera de una casa en la calle 15 entre 44 y 46 de la colonia Los Reyes; cuando llegaron, lo reconocieron de inmediato.
Dieron con su auto robado
Con los documentos en la mano llamaron a la puerta y una pareja los recibió, les contaron que habían comprado el Aveo por 120 mil varos a una persona que vivía en La Inalámbrica que se los entregó con engomado de Yucatán (ZAT121A de las placas antiguas), además de los papeles supuestamente en orden. Por lo visto, las dos parejas fueron víctimas de un grupo de sujetos que se dedican a robar y revender autos.
Ambas partes pidieron a los policías que resguardaran el carro y realicen una investigación a fondo para que se castigue a los involucrados. Pero después de tanto tiempo ni se ha devuelto el auto a sus legítimos dueños ni se ha procedido contra el presunto
responsable identificado como William Manuel Cardoz Aquino, quien ha sido denunciado por otras personas a las que también les robó su auto.
Taller remodelado
Lo más grave del caso es que el tal Cardoz Aquino sigue estafando gente que lo ha denunciado tanto en las redes sociales como penalmente sin que las autoridades procedan contra él, pues cada que van a buscarlo “no está en su taller”, el que, por cierto, ya remodeló con el dinero mal habido de sus hurtos y transas.
En una publicación de la página de Facebook “Vecinos de Cd Caucel”, un ciudadano pide ayuda para localizar a este sujeto que vive en el fraccionamiento La Herradura, pues le robó su Ford Fiesta 2011; en otra página llamada “Renta de casas o departamentos”, publican la foto de William Manuel y lo acusan de que se dedica a robar autos en Yucatán, Campeche y Tabasco , y así tiene múltiples denuncias en esta red social, mientras la “justicia” en Yucatán duerme el sueño de ¿los justos? Negligencia, desidia, tortuguismo… o ya de plano contubernio de las autoridades…
Usted tiene la última palabra, amable lector.
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