Enigmas: La Ouija y un desenlace fatal

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María Teresa tiene actualmente 64 años de edad, es maestra jubilada y afirma que nunca ha creído en fantasmas, sin embargo, la experiencia que vivió con la ouija, parece contradecirla o quizás, es su forma de negar la realidad ante el trauma por el que pasó.

Y fue tan fuerte lo que vivió, que lo recuerda como si fuera ayer y da detalles que aun le hacen sentir escalofríos cuando lo menciona: Ella recuerda que hace 35 años, específicamente en el año de 1988, daba clases en una escuela secundaria de Mérida; tenía fama de ser una maestra seria y estricta, sin embargo, en su círculo cercano de amistades era todo lo contrario, con frecuencia se juntaba con sus compañeros de trabajo para desestresarse e iban a fiestas, excursiones y paseos.

Fue en ese año cuando en un puente escolar, decidieron irse de fin de semana Cancún, Quintana Roo, eran dos parejas de esposos, ella y dos amigas más (siete en total); fue un paseo tradicional que quizás al día de hoy ella no recordaría, de no ser por la ¡muerte del esposo de su mejor amiga!

Afirman que llegaron un viernes por la tarde a Cancún, se hospedaron y por la tarde salieron de compras, en eso, vieron a una señora en la puerta de un conocido mercado y varias personas rodeándola.

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De la burla a los insultos

Se acercaron y vieron que era una especie de gitana que leía las cartas sobre una pequeña mesa, el marido de una de sus amigas se acercó en todo de burla y le gritó “eres una charlatana” y esta, de inmediato lo miró a los ojos y de manera retadora le dijo: “Puedo matarte sin tocarte un solo pelo en menos de 24 horas, no me retes”.

Sin dejarse intimidar, el hombre le profirió una serie de insultos y le reiteró que era una charlatana, a lo que ésta, sacó una ouija en ese momento y le dijo:

“Con esto, puedo matarte si yo quisiera, sin tocarte un pelo, en 24 horas”.

Las mujeres, asustadas le dijeron al hombre que ya se fueran, pero éste, quizás al estar un poco pasado de copas, se empezó a reír y le gritó: “Te reto a que lo cumplas, dentro de 24 horas eh”, y se fueron.

Ese suceso ocurrió exactamente a las seis de la tarde, ya que en ese momento el amigo vio su hora y burlonamente dijo que empezaban a correr sus últimas 24 horas de vida;

La maestra recuerda que todas se sintieron incómodas por lo que sucedió, pero no tanto porque creyeran en la amenaza de la gitana sino por el hecho de que él fue quien se acercó a ofenderla sin que ésta lo hubiera provocado.

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El funesto desenlace

La maestra María Teresa en ese momento hizo una pausa, y me dice: “Jorge, te juro, por lo más sagrado que tengo, que no miento con lo que te diré; esa noche, la pasamos muy bien, fuimos a una disco y se nos olvidó el incidente, el sábado amaneció, fuimos a la playa y todo estuvo bien, pero ese mismo día, en la tarde, le dio un infarto al esposo de mi amiga, ahí en su cuarto de hotel”.

Y agrega: “Llegaron los paramédicos y por desgracia no pudieron hacer nada, falleció de manera fulminante, ya se imaginarán el shock por el que pasamos en ese momento y los trámites por los que tuvimos que pasar para el traslado del cuerpo a Mérida”.

“Fue hasta el día siguiente, cuando, durante el velorio, mi amiga nos llama aparte, bañada en lágrimas y nos muestra el acta de defunción, al principio no entendimos y al mostrarnos la hora de fallecimiento decía las seis de la tarde, ¡fue la gitana, cumplió su amenaza!”, empezó a gritar.

“Ustedes podrán decir que fue una casualidad, que un infarto le puede dar a cualquiera, pero que alguien te amenace de muerte y te diga que ‘sin tocarte un pelo te va a matar dentro de 24 horas y que se cumpla’, solo de pensarlo me da mucho miedo”, relató la maestra.

El método

“Con el paso de los años, uno de nuestros compañeros averiguó que sí se podía matar a una persona a través de la ouija, pero que debía tener muchos conocimientos para ello, y el método era que te mandan a un difunto molesto y descarnado, el cual se aparece frente a ti y por lo general es tanta la impresión que te da un infarto”, explicó.

“Mi amiga nunca quiso hablar de qué estaba haciendo su marido momentos antes de infartarse, pero sospechamos que algo vio, al menos eso deja entrever ella cuando hemos intentado que nos platique; ella murió varios años después, en 1999, pero sobrevivimos las otras cinco personas que fuimos a ese viaje y todos nosotros nos hemos dado cuenta que no podemos ver una ouija ni en la televisión sin que nos dé nauseas”, finalizó.

Si deseas ver el video de este relato, hoy lo subí a mi página de Facebook (Jorge Moreno Paranormal).

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