Rollo: Freddy Heredia
En una contienda democrática se pierde y se gana hasta por un voto pero intervienen diversos factores y circunstancias que modifican los resultados finales, ya sea para el triunfo o para la derrota.
El pasado fin de semana, en seis entidades federativas se realizaron elecciones y los resultados permiten varias lecturas, que van desde la baja participación ciudadana, las derrotas que no se atreven a reconocer las dirigencias nacionales del PAN y el PRI ante Morena y un priísmo muy desdibujado, casi inexistente, así como el fortalecimiento de algunos gobernadores del PAN.
El dirigente nacional panista, Marko Cortés, pierde dos estados claves: Puebla, que estaba bajo el control de la dupla Rafael Moreno-Martha Erika Alonzo, y Baja California, bastión político albiazul desde 1989 con su primer gobernador, Ernesto Ruffo, y que mantuvieron seis mandatarios. En ambas entidades ganó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Dónde gana el PAN? En los estados donde existen gobernadores panistas fuertes, como Aguascalientes, con Martín Orozco, y Tamaulipas, con Francisco Javier García Cabeza de Vaca, la mayoría de los candidatos que fueron impulsados por estos mandatarios conocieron el triunfo; el panismo aguascalentense ganó cinco municipios, el PRI uno, el PT uno, Morena uno y el PVEM dos; los tamaulipecos azules arrollaron en 21 de los 22 distritos electorales, Morena solo ganó uno y el PRI desapareció. A pesar de la violencia que se vive en ese estado gana el partido del mandatario estatal, no obstante que en la pasada contienda federal el presidente se impuso en Aguascalientes y Tamaulipas.
En Quintana Roo se desploma la coalición PAN y PRD que llevó al triunfo al gobernador Carlos Joaquín; Morena ganó 11 de los 15 distritos, Acción Nacional obtuvo tres y el PRI uno. La sociedad de Quintana Roo cuestiona a su mandatario por el incremento de la violencia. Es evidente que algunos de los candidatos fueron consensuados desde el CEN del PAN, ya que la influencia de Carlos Joaquín entre la militancia histórica albiazul es pequeña.
El gran perdedor es el PRI: en Aguascalientes, Tamaulipas y Quintana Roo se ve su declive electoral. El PAN como fuerza política se consolida en donde existen mandatarios estatales bien evaluados y cercanos a la sociedad, aunque el gran perdedor es su líder nacional, Marko Cortés, que se verá en la necesidad de escuchar a sus gobernadores si es que quiere que su partido siga siendo rentable electoralmente.
Si bien es cierto que Morena es el gran triunfador, también empieza a perder votos en las zonas urbanas, sobre todo entre la clase media que en la pasada contienda electoral votó mayoritariamente por López Obrador.
