Vidas ejemplares: damitas que se excitan con asesinos

InicioEspecialesVidas ejemplares: damitas que se excitan con asesinos

Por José Luis Durán King

La hibristofilia es una parafilia donde la excitación sexual y el alcance del orgasmo responden y dependen de tener relaciones sexuales con una pareja de la que se conocen sus infidelidades o que ha cometido un delito como violación, asesinato o robo a mano armada.

En el caso de los asesinos seriales, el fenómeno se presenta sobre todo en mujeres que se vinculan con este tipo de infractores después de que éstos han sido convictos.

El ejemplo más refinado de esta vinculación lo representa Sondra London (Florida, 1947), quien antes de ser una autora de libros de True Crime fue primero novia del homicida serial convicto G.J. Schaefer y después prometida del asesino reiterativo Danny Rolling.
Gerard John Schaefer Jr. fue encerrado en 1973 al comprobarse su participación en dos muertes que cometió mientras trabajaba en la oficina del sheriff del condado Martín en Florida.

Schaefer era sospechoso de varias muertes más, pero las autoridades no tuvieron la oportunidad de continuar la investigación, debido a que en diciembre de 1995 fue asesinado a puñaladas por otro convicto en las instalaciones de la Prisión Estatal de Florida.

Entre el 4 de noviembre de 1989 y el 27 de agosto de 1990, Danny Rolling, El Destripador de Gainesville, acabó con la vida de cinco estudiantes, uno del Colegio Santa Fe y cuatro más de la Universidad de Florida. Fue sentenciado a muerte en 1994 y ejecutado mediante inyección letal en 2006.

Sin embargo, hay mujeres que fueron pareja de asesinos ritualistas sin sospechar siquiera de la doble vida que llevaban sus esposos o parejas.

Judith Mawson conoció a Gary Ridgway en 1985 en un bar de Seattle. Fue amor a primera vista. “Es guapo, amable y le gusta la música country”, señaló en una entrevista.

Solo que además de “amable”, Ridgway también era un despiadado asesino que acabó con la vida de al menos 49 mujeres. Los 13 años de vida matrimonial casi perfecta se fueron al piso cuando Mawson se enteró de los pormenores de las actividades de su cónyuge. Desapareció de Seattle y finalmente obtuvo el divorcio.

En 1962, Jerry Brudos, de 22 años, se casó con Darcie, de 17 años, en Salem, capital del estado Oregon. El hombre era un tipo “normal” con una que otra excentricidad, como pedir a su esposa que llamara por el interfón cada que ella quisiera entrar al garaje de la casa.

La excentricidad de Brudos se despejó al ser arrestado el 25 de mayo de 1965, acusado de asesinar a cuatro mujeres. El hombre llevó a casa a sus víctimas. Antes de matarlas las hizo posar con lencería y tacones altos, para fotografiarlas.
Descuartizó a todas y guardó trofeos, que iban desde zapatos hasta un seno disecado con el que hizo un molde que utilizaba de pisapapeles.

En un principio, Darcie fue sospechosa de ayudar a Brudos por no percatarse de las actividades de su esposo. Una vez que se aclaró que era inocente, la mujer obtuvo el divorcio, cambió nombre y apellido de ella y sus dos hijos y se fue sin decir a dónde.

Algo similar ocurrió con Paula Dietz y Dennis Rader, El Asesino BTK. Se unieron en matrimonio el mayo de 1971 y tuvieron dos hijos.
Cuando Rader fue arrestado como sospechoso de ser el asesino que “ataba, torturaba y mataba”, Paula no daba crédito a lo que escuchaba en las noticias. “Es un buen esposo, un gran padre. Nunca haría mal a alguien”, explicó.

Rader confesó haber asesinado a 10 personas entre 1974 y 1991. Para que no quedara duda de su identidad, indicó que en una ocasión Paula encontró y leyó un poema que el homicida había escrito a una de sus víctimas. “Ella se asustó mucho”, señaló.

Paula obtuvo un divorcio de emergencia y no volvió a interesarse de lo que pudiera suceder con el hombre al que amó. Correo: [email protected]; www.twitter.com/compalobo

- Publicidad -

LO MÁS LEÍDO