Vidas ejemplares: muerte a la medida

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Rollo: José Luis Durán King
Hasta los primeros días de septiembre pasado, la ciudad india de Bhopal era conocida por ser el escenario, el 3 de diciembre de 1984, de la emisión de una nube tóxica de metil isocianato por parte de la empresa estadunidense Union Carbide que mató a más de 20 mil personas.

Union Carbide no se responsabilizó por los daños causados. El 7 de junio de 2010, un tribunal condenó a ocho directivos de la compañía a dos años de prisión y multó a la empresa con 10 mil 600 dólares.

Hace unas semanas, Bhopal volvió a ser noticia por la captura de Aadesh Khamra, un hombre que trabajaba en su taller de sastre. Pero Khamra no fue capturado a causa de la queja de un cliente al que no le ajustó el traje o porque una bastilla quedó más larga que la otra.

No. En un lapso de 10 años, el hombre asesinó al menos a 34 personas, entre choferes y sus ayudantes que trabajaban en el transporte colectivo local.

En 2007, Khamra comenzó su vida criminal con una riña en la que agredió con un ladrillo a un hombre. El sastre fue encerrado cinco semanas, tiempo suficiente para hacer nuevos amigos, todos criminales de poca monta.

En 2008, Khamra y sus amigos asaltaron un camión, asesinando al conductor. La unidad y los productos que transportaba fueron vendidos, y el dinero fue repartido entre los ocho elementos que integraban la pandilla.

Inicialmente los miembros de la pandilla habían propuesto que los choferes y sus ayudantes no sufrirían daño. La decisión de Khamra se impuso y los trabajadores del volante y sus compañeros fueron sacrificados para “no dejar evidencias». En 2014, Khamra decidió deshacer la sociedad debido a que ocho integrantes eran demasiados para repartir los botines. Para entonces, el individuo había cometido 23 homicidios.

Decidió que solo trabajaría con un compañero: Jaikaran Prajapati, de 30 años, a quien se le conoce como El Otro Asesino Serial. Khamra y Prajapati asesinaron en dúo a 11 personas.

Khamra merodeaba por cafés y restaurantes al lado de las carreteras en busca de víctimas potenciales. Una vez que contactaba a algún chofer, se hacía amigo de él. En cuanto la presa se descuidaba, Khamra vertía una droga somnífera en la bebida o el alimento.

Cuando el conductor se dormía era estrangulado. El cuerpo era arrojado en lugares boscosos a la orilla de la carretera. Los vehículos y las cargas eran rematados.

El 4 de agosto de 2017, Khamra y su cómplice asaltaron al conductor Iqbal Khan y su ayudante Shahadat Ali, quienes fueron sedados y golpeados brutalmente, pero sobrevivieron. Su testimonio fue importante para la detención del dúo.

Correspondió a una mujer policía, Bittu Sharma, aprehender a Khamra y Prajapati. Ninguno de los dos mostró arrepentimiento por sus actos delictivos. Cuando preguntaron a Prajapati por qué mataban a los conductores, señaló entre risas: «Tienen vidas muy duras. Nosotros los liberamos de sus penas».

Para unos investigadores como Jaydeep Prasad, el sastre Khamra no es un asesino serial, pues sus delitos fueron motivados por dinero. Para las autoridades judiciales en general de Bhopal, Khamra es el Asesino Serial de la Carretera 44, uno de los peores homicidas reiterativos en la historia de India. Correo: [email protected]; @compalobo

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