Por Jorge Moreno
Hoy les presentamos el caso de Reina Martínez, oriunda del Estado de México: “Yo encontré un cadáver en el volcán Xinantécatl (en el Nevado de Toluca), por eso siempre digo que hay que tener mucho respeto a las montañas, ella misma puede perderte, matarte y enterrarte”.
Yo tengo muchas historias, pero esta estuvo muy fuerte para mí. Mi papá es ciclista de montaña. Yo lo dejé hace muchos años y él actualmente sigue rodando. Mi papá siempre acostumbraba a festejar nuestros cumpleaños con una rodada.
Yo elegí una ruta que me gustaba mucho, recuerdo que mi entrenador me llevó a un lugar hermoso. Así que le pedí a mi papá mi ruta favorita y decidí guiarla.
Salimos temprano y avanzábamos conforme yo recordaba la ruta, nos adentramos a la montaña buscando ese lugar, juro por mi vida que yo sabía y me acordaba perfectamente del lugar al que quería llegar, llegando cerca del lugar invité a los ciclistas a caminar hacia una roca gigante donde se ve un paisaje precioso.
Pero conforme avanzábamos (caminando porque las bicis no pasaban) me di cuenta que el lugar que yo buscaba no estaba. Así que mi papá nos dijo que nos separáramos pero no tan lejos y el grupo empezó a buscar el lugar.
EL ESPELUZNANTE HALLAZGO
Pero nos empezamos a encontrar huesos tirados, se nos hizo súper raro y estaban esparcidos por la hierba.
Yo estaba bien sacada de onda cuando escuché un grito de mi papá llamándome (como con miedo): ‘Mi flaca, dónde estás. Mi flaca ven’, yo corrí con él y estaban en círculo todos los del grupo viendo hacia un arbolito. Le dije a mi papá: ‘Hay huesos tirados, papá’, y me señala hacia un arbolito, donde estaba una osamenta colgada.
Y me dijo: ‘Sí mi flaca, son de ella’.
Estaba colgada solo la cabeza y parte del pecho. Tenía cabello largo y ya tenía casi nada de piel. El cuello tenía un amarre de muchos nudos como si se hubiera colgado.
Pero era imposible que se colgara, pues el árbol era muy pequeño, llegamos a la conclusión de que ahí lo habían amarrado y lo habían matado dejando ahí el cuerpo que, pues los animalitos también ya se habían comido.
Buscamos alrededor si había cosas tiradas o algo. Había una mochila con galletas y como herramientas pequeñas, y bajo una piedra estaban sus credenciales. Era un hombre.
Sufre ataque de pánico al ver a su muñeca caminar sola (video)
EL LUGAR QUE NUNCA EXISTIÓ
Mi papá nos dijo que terminaba la ruta así que bajaríamos de inmediato del cerro. Mi papá llamó a un conocido que tenía y es policía, le informó del hallazgo y los acompañó para que fueran las autoridades a hacer todo lo pertinente.
Sólo supe que trasladaron el cuerpo al Semefo y se inició la investigación. No supe más, solo que ya estaba con sus familiares para tener su merecido descanso.
Nunca supe qué pasó, aún recuerdan mi ruta como ‘la escena del crimen’, yo nunca encontré el lugar que me gustó tanto.
Y mi papá me dijo que nunca lo iba a encontrar, me dijo que cuando fui a ese lugar el muertito me mostró un lugar bonito, pero como solo íbamos de pasada y solo íbamos dos (mi entrenador y yo) no íbamos a poder ayudarlo. Así que me mostró el lugar por que estaba seguro de que yo iba a querer regresar y así poder ayudarlo.
“Ese lugar no existió, desapareció en el momento en que lo encontramos. Mi entrenador por más que buscó la ruta después nunca dio con ella.Pero lo importante aquí es que mi papá logró bajar y ayudar a ese pobre hombre que solo él supo lo qué pasó el día que lo colgaron”, finalizó.
Como conclusión podemos decir que a veces las almas en pena de personas que mueren en el monte, en la selva, en el bosque o en una montaña pueden “pedir ayuda” a la gente que pasa por ahí, de diversas formas y en cualquier momento, para descansar en paz, como el caso de esta joven, que cumplió y ayudó al cadáver de esa persona a tener cristiana sepultura.
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