Por Jorge Moreno
Existe una leyenda muy arraigada en México que menciona que las brujas necesitan beber sangre humana cada determinado tiempo para poder vivir o para alargar sus poderes malignos; para ello, en ciertas épocas del año, se transforman en lechuzas o en guajolotes en busca de niños inocentes a quienes asesinar.
Escogen, por lo general, a bebés muy pequeños porque no tienen tanta sal en la sangre y porque son impuros, es decir no están bautizados aún y, por lo tanto, no tienen la protección de Dios.
Hay quienes afirman que se roban a los bebés y estos nunca aparecen, o bien, cuando encuentran los cuerpos están totalmente secos; aunque hay quienes señalan que cuando las brujas necesitan con urgencia la sangre, en la misma habitación del pequeño la succionan y la toman, no sin antes hipnotizar a los papás para que estos no puedan hacer nada para evitar su acto de maldad.
Son pocas las personas que han podido evitar esta hipnosis para ayudar al bebé. Uno de los casos más aterradores y angustiantes ocurrió en San Luis Potosí, en 1991, en donde una señora de profesión ingeniera se acababa de acostar a dormir, su esposo llegaría hasta la madrugada y sólo la acompañaba su pequeña hija de tres meses de edad, la cual no estaba bautizada aún.
Ella relata que sintió que algo estaba encima de ella y le tapaba los ojos, de pronto empezó a sentir un sueño muy profundo, mientras a lo lejos, escuchaba el llanto de su pequeña hija; sin embargo, pudo más su desesperación y amor hacia su bebé, por lo que con mucho trabajo logró levantarse y recordó que tenía en su cajón una sales aromáticas, las respiró y pudo recuperarse casi al instante, sólo para ver horrorizada como a menos de tres metros de ella estaba una lechuza enorme, de más de un metro de altura, que tenía los ojos rojos y que de inmediato emprendió el vuelo saliendo por una ventana; su hija, por fortuna, estaba bien, pero estaba en el piso, a un par de metros de su cuna; la madre cree que esa hechicera ya estaba a punto de llevársela.
Caso de Chemax
Un caso parecido ocurrió en el municipio de Chemax, pues se afirma que hace algunos años ocurrió lo mismo en una humilde vivienda, en donde vivía un matrimonio con cuatro hijos; dos de ellos ya habían visto rondar cerca de la ventana del cuarto a una enorme lechuza con ojos rojos, se lo habían contado a sus padres y estos no les creyeron.
A las pocas semanas, a media noche escucharon los gritos de los niños dentro de la habitación, se acercaron y lograron ver salir a ese enorme pájaro; el señor agarró su escopeta salió al patio y trató de dispararle, pero el ave ya se había alejado, sólo así, viéndolo con sus propios ojos lo pudo creer.
Por fortuna, el hijo menor (de seis meses de edad y aún sin bautizar) salió ileso; estaba en el piso de la hamaca pero no tuvo ningún daño. Han pasado más de quince años de este suceso y los niños mayores y los papás aún recuerdan con temor esa noche.
Verdad o mentira, mito o realidad, lo cierto es que son muchos los relatos parecidos; se dice que ese es el motivo por el cual muchas madres de familia bautizan casi al nacer a sus hijos, con el fin de que las brujas los descarten como víctimas.
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