Enigmas: la increíble historia del ‘aventón’ a un hombre y su hija enferma

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Enigmas: la increíble historia del ‘aventón’ a un hombre y su hija enferma

Por Jorge Moreno
Cuando hablamos de fenómenos paranormales, quizá sea normal pensar en que una historia sea insólita, por ello cuando don Samuel Valtierra me platicó su caso, me dijo que la titulara “la historia increíble”; jura que es real y he aquí su testimonio:

“Quienes viajamos en carretera encontramos con frecuencia a personas pidiendo ‘aventón’. Mi esposa me recomienda no recoger a nadie, pero uno siempre piensa que lo hacen por necesidad, nunca porque lo hacen pensando en hacer el mal. Así, cuando trabajaba como vendedor por allí de los años ochentas, ayudaba y llevaba a cuanta persona me pedía la parada; era otra época, en la que no había tantos delitos o malicia como ahora.

“Una noche de mucha niebla vi que me hacía la seña de parada un hombre, tenía de la mano a una niña de unos cinco años. No lo dudé un segundo y paré; el hombre me dijo que iba para un municipio cercano a Reynosa, un poco retirado, pero era mi paso.

“Se subió con la niña, que era muy sonriente y feliz; el hombre, por el contrario, iba muy pensativo y pálido, les ofrecí algo de tomar, una bebida caliente que cargaba en un termo, la niña recibió gustosa, pero el hombre lo rechazó.

“En el recorrido me contó que ella era su hija, viajaban de la ciudad vecina hacer unos exámenes de una enfermedad que debía tratar a la niña; era delicada, pero con un buen tratamiento saldría adelante. Viajaban en su viejo coche y éste había fallado, el motor estaba muerto, por lo que llamó a una grúa, le dio las indicaciones de dónde había dejado el vehículo, y él buscaría con su hija cómo llegar a casa.

“Me dio pena por ellos, pero la verdad no vi ningún coche varado en el sector donde los recogí, solo como a un kilómetro había un accidente, y ya estaban allí los organismos de socorro. Seguimos el recorrido y la niña contaba sus historias de sus amigos, el padre siempre iba callado y pensativo, en una parada para ir a la gasolinera y comer algo bajé y pedí para los tres, pero el hombre no quiso, me dijo que sólo para la niña, pensé que tal vez era por vergüenza de no tener dinero y me dijo que no era eso, sólo no tenía hambre; la niña sí comió su torta y hasta llevó para el camino.

¿Dónde está?

“El viaje transcurrió en calma, al amanecer llegamos a la ciudad donde se debían quedar, me desvíe un poco para dejarlos en su propia casa y cuando llegamos había mucha gente a las afueras y también la Policía, el hombre me pidió, bajarme primero para que le abriera la puerta, ya que la niña iba dormida en sus brazos, para no despertarla, cuando abrí la puerta cual pudo ser mi asombro ¡allí sólo estaba la niña, el hombre había desaparecido!

“Tomé a la niña en mis brazos y me dirigí a la casa donde me había dicho que vivían, una señora al verme se abalanzó gritando: “¡mi hija, mi hija”. Se la entregué, la Policía me abordó, interrogándome por qué traía la niña, les conté toda la historia y aunque se mostraron recelosos , me dijeron que el hombre había tenido un accidente con su hija y había muerto al instante, cuando llegaron los paramédicos y los bomberos la niña había desaparecido, por los documentos del hombre dieron con su lugar de residencia y estaban en las pesquisas por saber de la niña hasta que yo aparecí con ella.

“Los primeros días tuve que estar viniendo a esa ciudad a rendir indagatoria, pero al fin me dejaron tranquilo, la niña corroboró mi historia. Sé que como éste han ocurrido muchos casos, pero ésta es la que en verdad me marcó porque la viví en carne propia, aun hoy día me comunico con la madre de la niña, ella creció sana, la enfermedad se le curó y ella misma dice que su padre la cuida desde el cielo.

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