Por Jorge Moreno
Se cuenta que hace años existió una bruja que se enamoró del joven más guapo del pueblo de Samahil, pero aquel apuesto galán ya tenía novia, a quien amaba de verdad. La malvada hechicera lo amagaba, lo buscaba, pero él la rechazaba, pero en su vanidad de mujer juró hacerlo suyo al precio que fuera, ya que en el poblado ningún hombre se le había escapado, solteros, casados, viudos se habían acostado con ella.
Aquella malévola fémina tenía un buen esposo, humilde y trabajador, pero a ella no le importaba, esperaba que el señor se fuera a trabajar al campo desde muy temprano para tener amoríos con varios hombres. Según decía la bruja, les robaba la energía para conservar su juventud eterna, además le daban placer, en cambio los pecadores poco a poco se fueron “secando”, quedando débiles, ojerosos, marchitos y casi sin poder trabajar.
Un día el muchacho decidió ir en busca del esposo de la bruja Pilar, se fue al plantel y le contó lo que hacía a sus espaldas su infiel esposa. Le dijo que no era la mujer buena y pura como él creía, pero por supuesto que el señor se enojó y no le creyó.
La bruja Pilar se enteró, pues el esposo le reclamó. Ella juró que todo era mentira, que el chamaco era quien la estaba acosando y, para no tener problemas, no había dicho nada, y el tonto marido le creyó, pero la bruja juró vengarse del muchacho que pretendía.
Inicio del hechizo
Pilar se las ingenió para acercarse a la novia del joven, le hizo plática hasta hacerla su amiga, le pidió prestada una prenda de vestir, le cortó un poco de cabello y luego se fue corriendo a su casa. Enseguida hizo un fetiche en forma de muñeca, y comenzó su brujería, clavándole agujas y después la guardó dentro de un baúl.
La inocente muchacha cayó enferma, se retorcía de dolor, decía que le punzaba todo el cuerpo, quedó pálida como un cadáver. Su familia no se explicaba qué era lo que le pasaba.
Nadie sospechaba de la bruja, pues ésta, de día, aparentaba ser un alma de Dios y, de noche, se convertía en un demonio.
Cuando caía la obscuridad esperaba a sus amantes, pero primero adormecía a su marido, a las 6 de la tarde le servía la cena, aprovechaba la ocasión para ponerle polvitos en la comida que lo hacían dormir hasta el día siguiente. Eso le daba la oportunidad de realizar sus orgías, antes de la media noche corría a todos, pues iba a empezar la ceremonia.
Faltando unos minutos para las 12, comenzaba su ceremonia, se desnudaba y bailaba para el príncipe del mal, después se convertía en espanto, se quitaba la cabeza, la guardaba en una caja, le salía la cabeza de buitre y sus brazos se convertían en enormes alas. Levantaba el vuelo para recorrer los pueblos circunvecinos.
Descripción del monstruo
La gente de los poblados cercanos le temía a aquel espanto, sabían que mataba gente para comerles el corazón, pero nadie se imaginaba de quién se trataba. Varias veces le hicieron batida tratando de cazarla, pero sin resultado alguno. La describían como un pajarraco de gran tamaño con pico y garras.
Antes que amaneciera retornaba a su choza, pues su marido salía a las 5 de la mañana rumbo a su trabajo, y antes que despertara su desayuno ya estaba servido, cumplía con las obligaciones de una buena mujer casada.
Los días pasaban y la pobre muchacha empeoraba, los dolores cada vez eran más fuertes; visitaron a varios x’men. pero nadie la pudo curar. El muchacho, en su desesperación, fue en busca de la malvada Pilar, y ésta, al verlo llegar, ya sabía a lo que iba, por lo que salió a recibirlo y le dijo que ella la podía curar “en un abrir y cerrar de ojos”, pero para poder hacerlo él tenía que pagar el “precio”, y ese consistía en una noche de pasión. El muchacho la miró y la volvió a rechazar, eso enfureció aún más a la bruja.
La reacción del esposo
El joven corrió asustado, en todo el camino iba llorando, pero la bruja era su última esperanza y él amaba a su novia, pues ni aunque se estaba muriendo, la engañó. Doña Pilar no se dio cuenta de la llegada de su marido, quien había escuchado todo detrás de la albarrada y éste sufrió al darse cuenta de que todo lo que habían dicho era verdad.
El esposo regresó a su casa, calculando la hora de costumbre, apenas entró, la señora lo recibió como siempre, con un beso en la boca como si lo amara tanto. Le ofreció su comida, sabía que después de comer se acostaría a dormir hasta el día siguiente, pero esta vez el campesino la apartó para decirle: “No, no voy a comer, no tengo hambre, estoy muy cansado, sólo voy a dormir, pero en la milpa para vigilar a un zorro que está comiendo las gallinas”.
El esposo hizo como que se iba, pero no se fue, se guardó en la maleza del patio, quería espiar los movimientos de su malvada mujer, luego se acercó a la ventana, desde ahí vio que la bruja sacó el fetiche del hechizo, le clavó las agujas en la cabeza, entonces
comprendió que ella era la causante de aquellos males de la muchacha.
Paciente esperó y esperó, y cuando la bruja ya transformada se disponía a volar, la descubrió espiándola. Ésta, sorprendida, retrocedió, estaba asustada, luego reaccionó enfurecida, se le fue encima al campesino, le picoteó todo el cuerpo, le quería sacar los ojos y el corazón, pero el ofendido marido tomó el machete y, de un solo tajo, le rebanó una pata al ave del mal, que al sentirse herida salió volando, perdiéndose en la oscuridad.
El marido sacó la cabeza de la caja, la levantó de los cabellos, la acercó a las cenizas hirvientes de los leños y la dejó caer.
Se dice que la cabeza de la bruja lanzó alaridos de dolor. Con la ceniza untada, jamás volvería a estar en el cuerpo humano. Luego se acercó al cofre, sacó el fetiche de trapo, le quitó los alfileres y rezó por el alma de la muchacha, quien al poco tiempo quedó sana, y se pudo casar con el joven.
Unas semanas pasaron cuando la gente del pueblo encontró muerto al campesino, tenía abrazado la cabeza de la bruja. Se dice que tal vez vino el pajarraco a rescatarla y él no la dejó, lucharon a muerte y el buitre le sacó los ojos y el corazón.
En las noches de tormenta se escucha el correr y revolotear a un pajarraco y el alma de un humilde campesino corriendo detrás con un machete en la mano, mientras una cabeza errante anda rondando por las calles de Samahil, en busca de su cuerpo.
Dicen que hasta la fecha, de vez en vez los habitantes de este municipio y sus cercanías han visto a este temible ser.
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