Enigmas: El horrendo cuadro viviente de la bisabuela

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Enigmas: retrato de bisabuela bruja cobraba vida de forma macabra

Por Jorge Moreno
Hoy les presentamos el relato de don Ramón Ventura, oriundo de Veracruz, pero que radica en Mérida desde hace ya varios años y nos cuenta lo siguiente:

Mi abuela murió a los 93 años de edad, me heredó una casa, pero mis papás me dijeron que por respecto a su memoria no debía deshacerme de sus muebles ni mucho menos de un antiguo retrato que ella apreciaba mucho y que estaba al final del pasillo.

Un día como cualquier otro, me levanté a preparar mi desayuno, y casi me llevo un susto con el cuadro. Veía a la nada con una mirada tan tétrica… parecía que había cambiado el gesto que mostraba normalmente, frunciendo el ceño, como intentando ver algo a lo lejos. Era sumamente espantosa.

En medio del susto, sólo reaccioné echándole una sábana encima, que quedó colgando de tal forma que cubría el cuadro. Durante todo el día me pasé por el pasillo sin tener que ver ese rostro mirándome.

Ya, al caer la noche, pude escuchar un ruido muy sigiloso. Al salir al pasillo para ver de dónde había provenido el ruido, pude notar que la sábana se había caído. Mi corazón dio un vuelco. Ahora, el rostro de la anciana me estaba sonriendo de una
manera macabra, mostraba sus malgastados dientes y se notaban exageradas arrugas en su rostro. Realmente no sabía por qué mi abuela apreciaba tanto a ese cuadro, y me intrigaba más que ella no lo encontrara

Escalofriante asomo

Fue un martes por la mañana cuando casi me da un infarto por algo que llegué a ver.

Estaba desayunando cuando de pronto noté una cabeza asomándose por el extremo de la puerta para verme. Pegué un grito que se debió de haber escuchado en toda la cuadra, a la par que la cabeza se escondió rápidamente. Salí al pasillo a ver qué era lo que había pasado, pero no vi nada: nada aparte de ese horrible cuadro, que de nuevo había cambiado los gestos de su rostro.

Yo sabía perfectamente que esa cabeza que había visto era la de esta mujer; no sé cómo, pero había estirado su cuello para vigilar lo que hacía. La noche siguiente como me iría de viaje tres días, coloqué una cámara delante del cuadro, con la intención de comprobar si era de éste de donde salió la cabeza, o si en verdad el cuadro hacía movimientos extraños. La dejé grabando tres días

Al tercer día, subí directamente al segundo piso para ver las condiciones del cuadro y de la cámara. El cuadro cambió una vez más, ahora estaba enojada, tenía una expresión llena de rabia y de furia, sus ojos brillaban de odio… ¿por qué?

Pasé a revisar lo que había capturado mi cámara en los tres días que estuve ausente. El primer día no hubo movimiento alguno hasta que cayó la noche, pude ver claramente cómo la cabeza del cuadro miraba a los lados, quizá revisando si había alguien cerca, y después vi cómo estiraba su cuello y salía del cuadro.

El cuello se estiraba y estiraba mientras la cabeza de la anciana recorría todas las habitaciones, curioseando. Cuando finalmente volvió a su postura, cambió su expresión a la de una sonrisa. A la mañana siguiente pude verla repetir el mismo procedimiento, sólo que ahora después de haber vuelto a su posición normal, empezaba a moverse más.

Me puse a averiguar con mis tíos más grandes de edad, y me dijeron que ese cuadro era un retrato de mi bisabuela, que había sido bruja en su juventud y por eso su hija (mi abuela) lo conservaba. Me recomendaron tirarle agua bendita o colocarle velas
y decidí hacerlo, a partir de ese momento todo volvió a la normalidad.

Quizás era la forma de la bisabuela de darme la bienvenida a mi nueva casa. Estuve ahí seis años hasta que decidí vender la casa y tiempo después me salí de mi natal Veracruz hacia Mérida, en donde vivo desde hace ya más de veinte años.

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(Fotos de contexto: unsplash)

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