Como si fuera ayer: ¿tiene algo que festejar hoy?

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Rollo: Celia V. Franco C.
Hay muchas cosas que no logró comprender por más que las pienso y una de ellas es cómo alguien puede lastimar a otra por el simple de hecho de que puede; ejercer una fuerza brutal sobre la otra hasta matarla, convertirse en verdugo.

Al iniciar la semana me sacudió el ser la noticia de una joven que fue brutalmente asesinada por su pareja sentimental y que después de arrancarle la vida también le quitó la dignidad que le quedaba, al mancillar su cuerpo al grado de desprenderle la piel como si fuera menos que nada y que él decidiera la forma en la que sus familiares y amigos la recordarían.

No voy a poner los nombres de los actores de esa terrible historia porque no contribuiré a revictimizar a la joven y mucho menos crear una polémica en la que los argumentos machistas de la mayoría, que no comprende el término de feminicidio, surjan para tratar de justificar la brutal forma del sujeto que la asesinó a sangre fría.

Seguro a este punto de la lectura dirá: ¿entonces para qué tocó el tema? Pues porque quiero ir a la fase inicial del problema, sí, “EL” problema, porque el hecho de que un hombre se sienta dueño de la vida de una mujer es un problema que inicia cuando logra rozarle una pompa, un pecho, decirle sus deseos, sin que haya una consecuencia por la situación en la que pone a la fémina.

De verdad estoy convencida que el abuso contra las mujeres comienza desde el momento en que el agresor (en su mayoría hombres) decide que tiene más derechos que ellas y decide ejercerlos, sabiendo que ellas no tienen muchas opciones.

Es verdad, la mayoría de las veces las damas deciden quedarse calladas porque la educación que nos dieron nos hacen sentir que no es necesario hacer un alboroto porque el tipo que pasó junto a ti te tocó la nalga, o porque tu pareja decidió engañarte mientras, según tú, estaban en una relación estable o porque un tipejo se daba placer mientras te miraba hacer ejercicio.

Es momento de que todos dejemos de ver la violencia como algo normal y que nos unamos para ayudarnos, que entendamos que no somos propiedades, nadie es de nadie y que tú no eres más que yo, que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y que la fuerza física no sea determinante para decidir el futuro de alguien.

Hay que formar niños fuertes emocionalmente que sepan que el respeto es recíproco, que ayudar lo hace un mejor ser humano, que no hay ustedes y nosotros, somos todos y somos iguales sin importar nuestro sexo; que ofender, golpear o matar no está bien en ninguna circunstancia.

Y creo que hoy, día en que se festeja al amor y la amistad, es el momento indicado para que nos sentemos a reflexionar la manera en la que amamos, lo que permitimos con tal de ser “bien visto” en nuestro circulo social, si de verdad tenemos algo que festejar. Si queremos un cambio tenemos que comenzar con nosotras… mi humilde opinión.

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