Como si fuera ayer: hasta que nos llega

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Rollo: Celia Franco
Ayer, por cuestiones laborales llamé a una de mis mejores amigas, ha estado en mi vida en las buenas y en las malas durante los últimos 10 años, por lo menos, trabaja con alguien a quien aprecio mucho y que de alguna manera tiene que ver con mi quehacer diario, así que nos comunicamos bastante aunque no siempre para conversar; nunca imaginé la manera en la que me respondería.

Ella es una chava fuerte, es de esos seres humanos que llegan a tu vida para quedarse siempre, de las que son capaces de subirse a un taxi a cualquier hora del día o la noche para estar contigo si lo necesitas y de las que atesora los buenos momentos.

Súper profesional, apasionada en todo lo que hace, divertida, no le importa dividir sus últimos pesos con cualquiera que lo necesite, súper pendiente de su familia, apoyándolos a todos e impulsándolos, es una de las hermanas que la vida me ha regalado y que valoro mucho.

En ocasiones pasan semanas sin que hablemos de nuestras vidas, pero siempre estamos pendientes por el famoso WhatsApp, ayer le marqué por un tema laboral y en cuanto la escuché supe que algo estaba muy mal, pues no es de las que se deja caer por cualquier cosa, es difícil que se tire al drama.

Así que me olvidé de lo laboral y mi única preocupación en ese momento era saber en qué podía ayudarla, con mucho trabajo me dijo que su abuelita está enferma de Covid-19 y que solo sabía que su estado era crítico, pues en Campeche (donde está hospitalizada) los médicos se comunicaban con la familia únicamente a través de mensajes de texto.

Su preocupación crecía pues su hermanito también tenía síntomas y se sentía muy mal, además no podía dejar de pensar en sus padres que convivieron con ambos, me dijo que rezaba incansablemente para que ellos estuvieran bien, me dijo en varias ocasiones que su mamá es diabética y que eso le preocupa mucho.

Mi piel se erizó de escucharla tan consternada, se me hizo un nudo en la garganta y me dieron ganas de decirle que todo iba a estar bien, la consolé como pude, ella sabe que no soy de las que mienten, así que únicamente le ofrecí lo que ya sabe: que cualquier cosa que necesite, cuenta conmigo.

Esa llamada se va a quedar conmigo toda la vida, no sólo por la impotencia de no poder hacer nada por ella que se sentía desconsolada, sino porque me cimbró en lo más profundo al darme cuenta de que esta enfermedad nos puede llegar en cualquier momento, lo sabemos pero no lo entendemos hasta que alguien cercano lo sufre.

Entiendo que muchos tenemos que salir a trabajar, lo que no comprendo es ¿por qué la necedad de salir en familia a dar una vuelta al súper mercado o a los parques? De descuidar las medidas de seguridad, ¿por qué enojarse con las autoridades que buscan por todos los medios que sigamos vivos?

Esto es una cosa seria: el Coronavirus nos está enfermando y a los más débiles los está matando. Vamos a cuidarnos todos, seamos conscientes, obedecer no nos hace menos interesantes, sino más inteligentes.

No lleves el Covid-19 a tus papás, abuelitos, hijos, pareja, lávate las manos muchas veces, ponte cubrebocas y no lo estés jugueteando a cada rato, lleva tu gel antibacterial contigo siempre. Cualquiera se puede contagiar en Yucatán. Si entre nosotros hay un bebé de apenas un mes enfermo del virus, ¿por qué tú te librarías?

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