Una señora de 80 años que no quería dejar ir a su esposo fallecido, decidió quedarse con el cadáver hasta que la fetidez del cuerpo putrefacto llamó la atención de los vecinos tres días después, y pidieron ayuda de las autoridades.
El caso se dio en Guaymas, Sonora, protagonizado por doña Rosa, de 80 años, quien con tristeza vio morir en casa a su esposo Joaquín, de 90 años.
Sin embargo, la señora decidió no informar nada a nadie, pues no quería dejar ir a su compañero de vida, cuya muerte había sido por causas naturales, de modo que se quedó con el cadáver. El problema se dio tres días después cuando el cuerpo putrefacto empezó a soltar una fetidez hasta afuera de la casita donde vivían.
Los vecinos llamaron a la Policía, llegando agentes que confirmaron el mal olor, así que llegaron a casa de doña Rosa, quien decía que todo estaba bien y no pasaba nada.
Sin embargo, su sospechoso comportamiento alertó a los uniformados, quienes insistieron hasta que la señora les permitió entrar y encontraron el cadáver en estado de descomposición. Se solicitó la atención de personal forense, y el cuerpo fue llevado a la morgue.
Doña Rosa dijo que estaba desamparada, no tenía parientes en esa ciudad, así que se logró contactar a familiares suyos de Baja California, que se harían cargo de los gastos funerarios y de la mujer.