En Michoacán, los grupos criminales ya no distinguen si van a hacer daños a las autoridades, al Ejército o a la población civil. Eso quedó demostrado este fin de semana, cuando un campesino que trabajaba su milpa murió luego de pisar y activar una mina terrestre.
El hombre, identificado como Cristóbal, estaba en su milpa del municipio de Aguililla, en compañía de su hijo, cuando de pronto piso la mima, la cual estalló y lo mató al instante, mientras que su vástago sufrió graves lesiones.
El muchacho fue atendido por paramédicos tras darse el reporte de lo ocurrido, y se le envió de inmediato a un hospital de Apatzingán en donde se quedó ingresado y su estado fue reportado grave.
La Fiscalía General de Michoacán informó que ya se realizan las averiguaciones, pero nadie menciona que prácticamente Michoacán es como si fuera zona de guerra, pues qué se iba a imaginar un hombre de campo que en su tierra encontraría una mina.
Estas minas “artesanales” han sido colocadas en distintos puntos de Michoacán por parte del crimen organizado, y pese a ello las autoridades se nievan a catalogar a los narcos como terroristas. Esto, a pesar de la reciente muerte del campesino y a que elementos del Ejército mexicano han quedado lesionados por el mismo tipo de armas.
Apenas en enero, una mina estalló mientras un convoy militar realizaba un recorrido por una brecha en Apatzingán, dejando varios elementos con heridas de gravedad, a pesar de que viajaban en un vehículo blindado.
Luego de que los lesionados fueran llevados a hospitales, un destacamento especial hizo un operativo para descartar la presencia de más explosivos y dar con los responsables, sin que hasta el momento se reporten detenidos.
Por ello, y como si de verdad fuera una zona de guerra, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) desplegó un escuadrón antibombas en varias zonas de Michoacán, lo que ha permitido encontrar y desactivar varias bombas artesanales en al menos media docena de poblados y rancherías de los municipios de Aguililla y Tepalcatepec.
