Redacción De Peso
MÉRIDA, Yuc.- En el cumplimiento de su deber la parca no distingue ni hora ni lugar para llevarse a todo aquel cristiano que haya cumplido con su chamba en este mundo.
Este jueves le tocó el turno a don Felipe Calderón, a quien se lo cargó mientras andaba trabajando. El don sufrió un infarto fulminante y en unos pocos segundo ya había partido al más allá.
¡Y no! No se vaya usted a creer que es aquel Felipe Calderón que le declaró la guerra al narco y que según dicen las malas lenguas es el mejor amigo del alcohol destilado (recuerde que hay un refrán que reza: mala hierba nunca muere), sino de un señor cuyo segundo apellido es Escalante y rondaba los 60 años.
El deceso ocurrió en el lote de automóviles “Torres”, ubicado sobre la avenida Itzáes por calle 90 del centro de Mérida, a donde don Felipe llegó gritando por ayuda, el contador del lugar lo auxilió pero mientras llegaba la asistencia médica falleció.
