Tal y como se esperaba, Angel G.K. y su esposa N.R.P.E. fueron imputados por los delitos de homicidio calificado y homicidio en grado de tentativa, cometidos con alevosía traición en contra de Manuel Felipe Nery Blanco Méndez y José Antonio Rodríguez Basto, agentes de la Policía Estatal de Investigación. El primero murió y el segundo está en el hospital por lesiones en cuello y mandíbula.
La pareja fue presentada ante el Juzgado Segundo de Control, en donde se les decretó prisión preventiva, mientras la Fiscalía General del Estado les imputó los delitos antes mencionados, lo mismo que daño en propiedad ajena por el vehículo oficial que resultó en pérdida total.
En la audiencia realizada ayer en el Centro de Justicia Oral de Mérida, la pareja de acusados se reservó el derecho de rendir sus declaraciones sobre los hechos que se les imputan.
El atentado contra los agentes de la unidad antisecuestros de la PEI ocurrió el martes pasado, minutos después de que el presunto homicida había solicitado el auxilio a la SSP para él, su esposa y sus dos hijos de 14 y 17 años, porque temían por su integridad debido a que el crimen organizado había secuestrado días antes a su padre en Caobas, cerca de Chetumal, y se sentía perseguido.
Esto fue a eso de las 5:30 de la mañana en Plaza Patio, al oriente de Mérida. Acudieron hasta ellos el comandante Angel Santos Manzanero y los agentes Manuel Felipe Nery Blanco Méndez y José Antonio Rodríguez, a quienes los ahora imputados les solicitaron una patrulla para que los regresaran a Quintana Roo, luego de que dejaron abandonada su camioneta a Ticul y vinieron a Mérida en taxi.
Los agentes les explicaron que no podían llevarlos al vecino estado, pero que los trasladarían a la FGE a interponer la denuncia y determinar las acciones a seguir para protegerlos.
El agente sobreviviente al ataque. Rodríguez Basto, indicó en su declaración que inicialmente la imputada y sus dos hijos adolescentes irían en la unidad a cargo del comandante Angel Santos y que el ahora autor material de los hechos iría en la patrulla con él y Manuel Felipe; pero luego el propio acusado pidió que su mujer lo acompañara.
En esa declaración se establece que en todo momento la mujer llevaba un bolso de mano de color negro y adornos café y que no revisaron ya que estas dos personas estaban en calidad de víctimas y la Ley de Atención de Víctimas lo prohíbe.
El ahora acusado empezó a mostrarse esquivo para contestar las preguntas que se le hacían y cada vez se ponía más nervioso, y cuando ya estaban en la lateral del Periférico cerca del acceso al patio de maniobras de la FGE se percató de que el vehículo en el que estaban sus hijos entró a ese camino, y comenzó a preguntar qué pasaba, a lo que se le contestó que todo estaba bien.
Sin embargo, en esos momentos el acusado le dijo a su esposa “pásame las pastillas” y fue cuando apareció una pistola en sus manos y le disparó a quemarropa en la parte posterior de la cabeza a Manuel Felipe, y luego a él Rodríguez Basto, hiriéndole en el cuello.
A pesar de estar herido, Rodríguez Basto forcejeó con el agresor, mientras que el vehículo se estrelló contra un poste de concreto, La disputa por el arma continuó hasta que llegó el comandante Angel Santos, quien había visto el accidente, y al percatarse de lo que ocurría en el interior, abrió la puerta trasera y logró sacar al ahora detenido parta someterlo.
Luego llegaron más agentes quienes ayudaron con los arrestos y el traslado de los detenidos a la SSP.
