Los jueces del Tribunal Segundo de Enjuiciamiento, condenaron a 24 años y 2 meses de cárcel a Ángel González Cob por su responsabilidad en la comisión de los delitos de homicidio contra servidor público y homicidio en grado de tentativa por haber ultimado a un agente antisecuestros y baleado a su compañero.
Por decisión unánime de sus tres integrantes, Sergio Javier Marfil Gómez, Verónica de Jesús Burgos Pérez y María del Socorro Tamayo Aranda, el Tribunal negó al sentenciado los beneficios sustitutivos de prisión y le impuso diversos pagos por reparación de daño para ambos delitos, uno de éstos por la cantidad de 1 millón 637 mil 800 pesos, correspondientes a la indemnización a la víctima indirecta del delito de homicidio contra servidor público y a los gastos funerarios.
En cuanto a la reparación del daño correspondiente al segundo delito, la juez relatora Tamayo Aranda señaló que éste no se determinó con precisión por parte de la Fiscalía estatal, aunque ello no obsta para que sean comprobados en la etapa de ejecución de sanciones.
Igual criterio adoptó el Tribunal en lo referente a los gastos por terapias psicológicas de la víctima de este delito.
El juez Marfil Gómez informó a las partes y al público de la sala que la audiencia de lectura y explicación de sentencia se realizará el próximo 15 de octubre en este mismo Centro de Justicia.
Nidia Rebeca Pérez Euán, esposa del ahora sentenciado, fue absuelta, pues no se le pudo comprobar su participación en los hechos.
Los hechos
El pasado 13 de noviembre, alrededor de las 05:10 horas, el comandante de la UECS, Ángel de Jesús Santos Manzano, recibió un aviso para que se constituya a la plaza comercial El Patio.
A este lugar, llegaron dos vehículos oficiales, el Attitude con placas ZBP331 y el Versa con matrícula ZBG987A, junto con sus elementos Manuel Felipe Nery Blanco Méndez y José Antonio Rodríguez Basto.
De inmediato se entrevistaron con Ángel González, quien les dijo que su padre había sido secuestrado en Quintana Roo y temía por su seguridad y la de su familia, que estaba con él en esos momentos, su esposa e hijos adolescentes.
Indicó que se ofrecieron trasladarlos a la base de la UECS por su seguridad.
El Versa fue abordado por el hoy extinto policía y su compañero, para llevar a la mujer y sus hijos.
Sin embargo, llegó el sujeto y pidió viajar en ese automotor con su esposa, dejando que el comandante Santos Manzano trasladara a sus hijos adolescentes.
González Cob se sentó en el asiento de atrás del copiloto del Versa y alrededor de las 6:33 horas llegan al Complejo de Seguridad, yendo adelante el Attitude, que al arribar el comandante le pidió a una de sus elementos que se hiciera cargo de los menores.
Es en esos momentos, el Versa chocó en la lateral exterior del Complejo de Seguridad, por lo que al acercarse, se pudo escuchar a Rodríguez Basto gritar: “Ayúdame, ayúdame, tiene un arma, acaba de disparar a Felipe”.
Al tiempo que Rodríguez forcejeaba con el sujeto por la posesión del arma.
El arma que se sacó, supuestamente, de la bolsa de la mujer, era una pistola semiautomática marca “Star” calibre 9 mm, con un cargador con 8 tiros útiles.
En el piso del mismo auto, se encontró otra pistola del mismo calibre, de la marca Yama, con dos tiros en la recámara, al igual que una navaja.
Los oficiales atacados portaban otras armas calibre 9 mm.
