Después de un año lo llaman a cuentas

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Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.-  A casi un año de un pleitazo entre integrantes de dos equipos de futbol, en el campo de la Unidad Morelos, al fin se llamó a que rindiera cuentas ante la ley a Alexis Marcelo Rivero Vargas, que golpeó en el ojo, con un objeto contuso, al entrenador del conjunto rival, que supuestamente entró a separar a los rijosos.

Rivero Vargas fue presentado ante el juez de control Luis Edwin Mugarte Guerrero, acusado del delito de lesiones que tardan en sanar más de 15 días, que denunció el entrenador del conjunto “Club Fovisste”, Carlos Antonio Pino Bestard, que participa en la Liga de Futbol de Segunda Fuerza Libre “Juan. N. Cuevas”.

Como medidas cautelares, le impuso la obligación de acudir a firmar los días 7, 8 y 12 de marzo ante personal del Centro Estatal de Medidas Cautelares y de la Suspensión Condicional del Proceso; no salir del Estado sin autorización judicial; someterse a vigilancia; no acercarse a 50 metros de la víctima o testigos, y no comunicarse con la víctima o testigos.

Las medidas subsistirán hasta la audiencia de vinculación, que tendrá lugar el 12 de marzo.

El pleito

Los hechos se dieron el 9 de marzo de 2017, alrededor de las 11 de la noche, cuando Pino Bestard se encontraba en el campo de fútbol de la Unidad Deportiva Morelos, pues entrena al equipo de Segunda Fuerza “Club Fovisste “.

En determinado momento comenzó una agresión entre los jugadores de su equipo contra los del conjunto rival, que son una institución de enfermería denominado “Atlético San Ichil”.

Como la mayoría de los jugadores de su equipo son menores de edad intervino, ya que habían golpeado a uno de sus pupilos, aunado a que entre la agresión se encontraba su hijo.

Aparentemente su intervención fue para intentar separar a sus jugadores de sus rivales, sin que haya agredido.

Entre varios jugadores del otro equipo lo empezaron a golpear en diversas partes de su cuerpo, pero de momento el hoy imputado le propinó un golpe en el ojo derecho con un objeto sólido y empezó a sangrar abundantemente, causándole de esta manera lesiones externas que por su naturaleza no ponen en peligro la vida y tardan en sanar más de quince días.

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