Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- Con el rostro bañado de sangre acabó un motociclista ebrio, que luego del trancazo hasta la borrachera se le bajó la noche del domingo, cuando salía de la comisaría meridana de Komchén.
El borrachín conducía una motocicleta y cuando se retiraba de Komchén, el muy abusado (ajá) le pegó leve golpe a un automóvil, pero por el estado en que conducía la nave de dos ruedas, perdió el control y se aporreó contra el duro pavimento.
Estaba tan briago este sujeto que al llegar paramédicos de la SSP a auxiliarlo, se puso al brinco a tal grado que quiso darse un tirito con uno de ellos.
Obvio está que ni intentaron trasladarlo al hospital. Definitivamente la huesuda “le perdonó la vida” a este mactá y a otra persona que lo acompañaba.
Algunos testigos dijeron que este singular briagoberto y su cuate salieron de Komchén en la motito Suzuki rumbo a la vía Mérida-Progreso, pero justo cuando llegaron al cruce, el briagales no respetó la señal de alto y terminó por pegarle leve golpe a un Kia blanco, guiado con preferencia de paso rumbo a Mérida.
A pesar de que solo le dio un besito al auto, la parte más fea se la llevaron los ocupantes de la motito.
Pero quien más se fregó fue el que conducía el caballo de acero. Su jeta quedó bañada de mole y su cuate de parranda mejor huyó.
Agentes estatales llegaron a tomar conocimiento de lo sucedido.
