Redacción De Peso
TICUL, Yuc.- La huesuda tiene distintas formas de proceder y, en el momento menos esperado, te carga sin más rollo.
Y fue el triste caso de una doñita, llamada Josefina, quien la mañana de este martes se levantó de su hamaquita, en la casa que habitaba, en el barrio de San Juan, y de dispuso a desayunar como Dios manda.
Con hartas ganas, calentó unas sabrosas empanadas, de esas hechas a manopla, típicas de Yucatán. Sin más y saboreando los antojitos que pensaba llevarse a la boca para que luego los bocados siguieran su trayecto al estómago, le entró con ganas a la primera empanada. Nunca se imaginó que sería la última…
Quién sabe qué sucedió pero la doñita se atragantó y al estar sola en su casa, pues nadie la ayudó y se asfixió.
Su hija acudió a visitarla y se llevó la desagradable sorpresa de ver a doña Josefina tendida en el piso. Pidió ayuda, llegó la Cruz Roja, pero nada se pudo hacer.
