Couopina: La gracia del Rey

InicioGrillitaCouopina: La gracia del Rey

Rollo: F. Salvador Couoh Jiménez
Dichosos los que sobreviven, sobrevivimos, hoy en día a los infaustos malabares de su majestad el Rey COVID-XIX, porque se ha ganado mucho en comportamiento humano. Las esferas dejan prismas de diversos colores de raigambre humano: valores que muchos enunciaban, con harto regocijo, como tradiciones perdidas en la sociedad, lamentos de que todo tiempo pasado fue mejor.Se exhumaron citas casi perdidas del refranero popular.

Los cortejos de experiencias, a veces reales, otras no tanto, pero sufragan diferentes personas y personajes sobre presumida aproximación al soberano COVID-XIX.

El mundo social, y su convivencia, es aleccionador;sino veamos los entresijos de la afirmación. Hágase, sin prisa ni pausa; en conteo rápido, sin aspavientos, de entraña en entraña como firmaría Jack, el destripador, londinense de origen.

Satisface ver diferentes medios informativos, oír corrillos y atender alharacas; inclusive enjugar lágrimas ante la nota que menciona actos de generosidad; desprendimiento de prendas a favor de un anciano que no tiene para la pitanza del día: el alma buena le asegura el alimento de ocasión. El bienhechor, se marcha sin posar para la fotografía, sin aspirar a que su imagen con la mano extendida hacia el prójimo recorra el ciberespacio.

Sólo esa pequeña nota en página interior en De Peso, que la consigna en ejercicio periodístico de rutina. El joven bueno de competencia blanda, desaparece por los recovecos de las calles meridanas; que bien pueden estar ubicadas en cualquier municipio del lindo Yucatán.

Tutores y padres de familia que, por motivación ajena a su voluntad, suben al cuadrilátero habitacional para apoyar a sus bendiciones para surcar procelosos mares educativos impuestos por el Rey COVID-XIX. El amor tangible se dejó y deja sentir mediante consejos cargados de paciencia y comprensión, en todos los casos, focalizados con puntería afectiva hacia párvulos y jóvenes.

Objetivo, avanzar en contenidos de aprendizaje mediante el nuevo Vicario y el santoral completo: Zoom, teams, plataformas, aplicaciones; tecnología educativa y demás enseres electrónicos ya beatificados. Aquellos tutores, padres de familia, educadores, pasan al anonimato; sin reclamos ni resonancias. Sólo disfrutan la satisfacción del deber cumplido. Son héroes anodinos -en el mejor sentido de la palabra-, eso sí, henchidos por el deber cumplido, apurando generosamente la forja de valores y principios para futuros ciudadanos de la nueva era ya en marcha.

Viene a la memoria Fabiola, joven profesional de las Ciencias Antropológicas, hacedora de bienestar hacia la gente menos favorecida; aquella marcada por las atrocidades de un modelo salvaje, fábrica de miserias y miserables.

La receta de Fabiola: convocar a pares, soñadores imbuidos de calidad humana, valores y principios de fraternidad; amantes sempiternos de la justicia con equidad. En equipo, mujeres y hombres de embrague humano; perciben, ubican familias forjadas por el trabajo humilde, del día a día. Hoy expulsadas, sin culpa, de la pequeña veta que les da sustento. No piden ni suplican, menos extienden la mano hacia el buen pastor; simple, solicitan un trabajito que les permita ganar para la comida del día.

Fabiola, joven profesional orienta por el trabajo que requieren; entrega con amor, lo que recibe de almas gemelas, a la gente humilde y luchadora. Es la gracia del Rey COVID-XIX. Herencia apreciada, bien se debe valorar.

- Publicidad -

LO MÁS LEÍDO