Rollo: Espectrín Gómez
Buena onda por la chava Aurora Guerrero Peralta y sin temor a nada. Resulta que la nena se presentó ayer miércoles a la sede del Congreso estatal, cuando los brillantes 25 diputados –o los que fueron; muchos pueden estar de vacaciones- y sin decir agua va extendió una cartulina con la siguiente leyenda: “La teta que no vende es la que ofende”.
Y es que Aurora protestó, de esta manera, cuando no hace muchos días estaba en un restaurante del norte de Mérida, o sea, de aquellos “fifís” (precios carísimos y comida de pinga), y se puso a darle ‘chuchú’ a su bebé.
El resultado es que los meseros se le acercaron y le pidieron que se marchara del sitio o dejara de amamantar a su bebé porque uno, UNO de los comensales, se sintió ofendido porque la chamaca –muy guapa, por cierto- sacó uno de sus bustos y comenzó a darle lechita a su niño.
Quizá el ‘penitente’ –no hay otra palabra- se maravilló de ver una buena tecla o, chance, como es un depravado o moralista hasta las chanclas, hasta que ve unas buenas nachas o teticas que no están a su alcance, sintió que no “paraguas” y por ello exigió semejante estupidez.
Y, claro, más locochones los dueños del changarro que ordenan a su personal frenar semejante inmoralidad; ¡ay, Dios, nooooo, por favito!
Mientras tanto, los diputados del Congreso aprobaron una serie de modificaciones a la Ley de Acceso de las Mujeres para una Vida Libre de Violencia, mediante las cuales ninguna mujer podrá ser molestada por lactar ya sea en privado o público por ninguna autoridad o particular. Dicha Ley fue impulsada por la diputada del PRI-nosaurio, Karla Franco Blanco (de lo poco rescatable del tricolor en el poder Legislativo).
No queda más que aplaudir a la chamaca Aurora por su valentía y recordarles su progenitora a los tarolas que se escandalizan porque una mujer da “chuchú” en público.
¡Ay, fooo! Bola de moralistas retrógradas.
