Couopina: lascas de la pandemia

InicioGrillitaCouopina: lascas de la pandemia
Rollo: F. Salvador Couoh Jiménez

La pandemia C-19 genera condiciones inéditas en la apacible sociedad yucateca. Muchas veces se da por descontado que todo es malo o se apuesta a que todo está bien, muy bien. Nada de medias tintas, es mejor sintonizar hacia lo lapidario, resuena duro y fuerte. En la realidad, siendo justo, hay de todo y para todos en la viña del Señor. Si no, atendamos los apuntes siguientes.

¿Y dónde están los policías? En la actualidad, en el día a día, la cortesía obliga a reconocer las tareas que vienen desempeñando los cuerpos policiacos, federal, estatal y municipales, cada corporación en el ámbito de su competencia. Sus quehaceres abonan a más de las que por definición y orgánicamente cumplen con creces, celo impecable al servicio de la entidad; aquí y ahora, tienen por encargo labores tendientes a resguardar medidas de salud pública dictadas, por sus mandos, para sofocar la virulencia del malévolo virus que recorre con singular alegría el territorio yucateco. Sólo revolotean, no hacen ruido ni aspavientos por el deber cumplido, bien merecen el reconocimiento social, sin regateo.

Lección en la caja cinco. Martes 21 de abril. El funcionamiento de una sociedad tiene que ver con la calidad de sus ciudadanos, desde luego implica el juego de dos de sus componentes fundamentales: La familia y la escuela, la primera provee educación, la segunda formación, ya yuxtapuestas la conformación de los ciudadanos.

Viene a cuento lo anterior porque, en días pasados, se dio vista de la conjunción de las dos premisas presentadas: progenitoras ciertas de la singular conducta, actitud cortés, de joven empleada de institución bancaria con cuatro siglas, ubicada en una gran plaza meridana. Desde la aproximación a la caja 5, atendida por la joven, enseguida dio muestra de su calidad como persona: orientación de primera para cada trámite. Despeje de dudas de manera afable, inmediata y pronta, con paciencia juvenil sin perder la sonrisa inicial. Salió de la institución bancaria, cliente vuelto a creer, en revalorar y confiar en el humano. Todavía hay personas atentas y corteses, demasiado humanas.

¿Quiénes mecen la cuna? La demencial campaña descalificadora de la política sanitaria, emprendida contra el Estado mexicano y sus diferentes órdenes de gobierno, para enfrentar el C-19 es de dimensiones gigantescas; inclusive, groseras, patentadas por mentes criminales que se declaran tácitamente enemigas de la humanidad; sino, como explicar que un día sí y otro también se dediquen a sembrar dudas o de plano cizaña contra cualquier instrucción o medida tendiente a combatir o mitigar la letal bestia de clase mundial.

En defensa propia. Si alcohol hablara, diría ¡todo yo, todo yo! En Yucatán el alcohol en lugar de embravecer a los ciudadanos les llena los ojos de lágrimas y les aprieta la garganta hasta enmudecerlos; ya no es el alcohol un estimulante enervador de sentidos agresivos, si no un reactivo emocional: del ebrio no brota el macho valiente ni el vengador ofendido, si no la amarga fuente del llanto del ser que se queja por él y por toda la “banda malandra”, sin saberlo, en forma callada, triste, trágica, que conmueve hasta sentimientos acerados: ¡Te quiero como un hermano! ¡Eres el hijo que nunca tuve! Entonces, porque toda tragedia familiar o comunitaria pasa por el tamiz del alcohol o por la abstinencia etílica. Ya lo dijo un clásico: ¿Y yo por qué? ¡Salud!

- Publicidad -

LO MÁS LEÍDO