Rollo: José Luis Durán King
En 1921, el adolescente Harold Jones trabajaba como asistente en una tienda de Abertillery, en el sur de Gales, Reino Unido. De acuerdo con la gente que lo conoció, Jones era un chico vivaz, de buen humor, trabajador y servicial.
Las buenas referencias fueron relegadas cuando, en febrero del año mencionado, el menor atrajo a la parte posterior del negocio a Freda Burnell, de ocho años, a quien violó antes de asesinarla.
Para ocultar su crimen Jones escondió el cuerpo unas horas y después de medianoche simplemente tiró el cadáver de Freda en un solitario callejón.
Fue cuestión de horas para que agentes de Scotland Yard se presentaran en el domicilio de Jones para arrestarlo.
Solo que la gente de Abertillery apoyó a Jones y le proporcionó una coartada. Los investigadores se retiraron y la fiesta —literalmente— continuó. Se respiraba un aroma de triunfo y unos comerciantes decidieron regalar un reloj de oro al menor del momento.
La vida fácil para un adolescente es veneno puro. Si por matar una niña, Jones fue recompensado, ¿por qué no hacerlo otra vez?
Días después de su primer asesinato, Jones convenció a Florrie Little, de 11 años, a que lo acompañara a su casa. Desconozco si Jones violó a su nueva presa. Lo que es un hecho es que el adolescente golpeó con un palo la cabeza de Florrie.
Cuando Florrie estaba sin sentido, Jones aprovechó para rebanarle la garganta. El joven asesino ocultó el cuerpo de la menor en el ático. Pensaba deshacerse de los restos, pero la llegada de la policía evitó mayores molestias para el delincuente precoz.
Por ser menor de edad, Jones eludió la pena de muerte. Lo que no pudo librar fue una condena de 20 años en una prisión para adultos, de donde salió en 1941.
Después de pisar nuevamente la calle, Harold Jones dio la apariencia de desvanecerse en el aire.
Pero no…, ahora el espíritu de Jones ha sido invocado para aclarar si tuvo alguna participación en una serie de asesinatos de prostitutas que ocurrió en los años 60.
Una investigación a cargo del criminólogo David Wilson ha vinculado los dos homicidios cometidos por Jones con la actuación de uno de los asesinos seriales más prolíficos en la historia negra de Gran Bretaña.
La prensa lo bautizó con el nombre de Jack the Stripper, en alusión a Jack the Ripper (Jack el Destripador), pues dejaba a sus víctimas femeninas parcial o totalmente desnudas.
Con seis prostitutas asesinadas en el periodo de un año (1964-1965), Jack the Stripper es uno de los homicidas más prolíficos de Reino Unido.
En cuanto a la presencia de Jones, el historiador y escritor Neil Milkins envió a David Wilson una copia de su libro Every Mother’s Nightmare, en el que plantea la tesis de un asesino sexual sádico, cuyo patrón guarda enormes similitudes con la forma de actuar de Harold Jones.
El perfil aún desconocido de Harold Jones emerge en la nueva investigación. Por ejemplo, Jones era un ex combatiente cuyo domicilio estaba ubicado, precisamente, en el epicentro de los homicidios cometidos por Jack the Stripper.
Otro más: las seis prostitutas sacrificadas eran frágiles, diminutas —como adolescentes—pero que aun así sufrieron un destino atroz en manos de su verdugo, quien se divirtió extrayéndoles los dientes antes de ahogarlas o estrangularlas. Correo: [email protected]; @compalobo
