A pesar de las altas temperaturas el grupo del Viacrucis viviente de Baca realizó la representación número 45 de la pasión y muerte de Cristo.
Cientos de feligreses acudieron al centro de esta localidad para presenciar los escenarios que se instalaron para el juicio de Pilato y Herodes.
Pilato pidió la libertad de Jesús, ante un pueblo que exigía la muerte del Nazareno, pero Caifás le dijo que, si no lo crucificaba, se hacía su cómplice.
Por su parte «Herodes el Grande», se cansó de pedirle a Jesús un milagro, le pidió que convierta la piedra en pan, y el agua en vino, gritándole y burlándose de Jesús, y lo reenvió a Pilato diciendo que era un farsante.
Ante ello Pilato mando a castigar a Jesús con 18 azotes y los soldados romanos le pusieron su corona de espinas y su manto púrpura.
Mientras se lavaba las manos, Pilato les dijo a los judíos, “Tomo al cielo por testigo que soy inocente de la muerte de este justo. Jesús de Nazareth, irás a la Cruz”.
De esta manera Jesús empezó su recorrido por las principales calles de Baca, cargando una cruz de más de 90 kilogramos.
Entre las imágenes más conmovedoras hubo una en la cuarta estación, donde Jesús se encontró con María, su madre, quien lloraba por su hijo con tanto dolor y dramatismo que puso las emociones a flor de piel de los feligreses.
Verónica fue la que limpió el rostro de Jesús con un paño, en el que quedó marcado su Santo Rostro de Jesús mientras ella gritaba: “¡Es un milagro!”.
Finalmente, el dramático recorrido terminó al llegar al atrio de la iglesia de la Virgen de la Purísima Concepción, donde Cristo fue crucificado al lado de Dimas y Gestas, exclamando: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
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(Fotos: Jorge Cauich/SIPSE)
