Falta poco más de un mes para las celebraciones de Día de Muertos, y en Yucatán esas fiestas se caracterizan por los deliciosos aromas de comida, inciensos y demás que invaden los hogares y las calles para esperar la visita de quienes se nos han adelantado.
Uno de los olores que es más del agrado de toda la gente es del tradicional pibinal, que es un elote de color café, tanto en su hoja como en los granos, que tiene no sólo ese tono característico, sino un aroma y sabor totalmente diferentes.
En las calles para fechas de muertos no sólo se observa venta de jícamas, mandarinas, y ahora dulces de azúcar propios del centro del país, sino que además vemos vendedoras de pibinales que siempre tienen suficiente producto para satisfacer la demanda de tan suculento antojo.
Su preparación es a través del entierro, tal como lo indica la partícula “pib” en su nombre, que quiere decir enterrado en maya.
Gente conocedora del tema sabe que para ello se hace primero un agujero en la tierra, cuyo tamaño depende de la cantidad de elotes recién cosechados que se vayan a trabajar. Posteriormente se coloca al fondo leña prendida hasta que se consuma casi en su totalidad.
Sobre ésta se pondrán piedras que se calentarán hasta tomar un tono rojizo, y es entonces que se colocaran varas de maloa (hojas silvestres), y sobre éstas irán los elotes más tiernos, de la primera cosecha, con todo y hojas.
Entonces se colocarán pitas de fibra natural sobre ellos, además de más varas de maloa, y se colocará tierra.
Hay que mantener una constante vigilancia, pues cuando empiece a salir humo de la tierra habrá que cubrir ese agujero para que no escape nada de calor.
Por supuesto, la persona que lo prepara, con el conocimiento que ya tiene, sabrá el momento en que hay que sacar los elotes, y ahora sí se encuentra el resultado que es un elote café con un sabor completamente diferente, que habrá de comerse acompañado de atole, café, chocolate o la bebida de su preferencia.
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(Fotos: redes sociales)
