Las jaladas malandras de Espectrín Gómez: un hombre de ‘buena’ fe

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Rollo: Espectrín Gómez
Un buen cristiano de Valladolid se compró una moto, nuevecita de paquete, en Mérida.

Y el fin de semana pensó ir «de vuelta» a Valladolid y en la ruta hacia Cancún pasando Teya, a lo lejos, alcanzó a ver un retén policial.

En ese momento recordó que no había sacado la licencia y tampoco la había emplacado, pero no quiso retroceder. Entonces descendió de su moto y empezó a empujarla. Cuando llegó al puesto de control (retén), se adelantó al policía y le dijo:

“Buenas, señor agente, trabajé durante cinco años para comprarme mi moto e hice la promesa de que cuando la consiguiera comprar, la empujaría desde Mérida hasta la iglesia de Santa Ana en Valladolid y participaría de la misa”.

El agente lo dejó pasar. Cuando fue avanzando unos 200 metros se le acercó un carro patrulla. Era el mismo agente pero ahora con tres polis más y el de la moto nuevamente habló primero:

– ¿Algún problema, señor agente?

– Ningún problema mi amigo, le comenté su historia a mi comandante (posiblemente a Luis F. Saidén) y se emocionó tanto que nos envió para que lo vayamos escoltando hasta la iglesia de Santa Ana en Valladolid…

¡PLOP!

P.D. Esta simpática historia partió de la iniciativa del corresponsal del periódico De Peso, Federico Cab Pech. Aquí simplemente se reprodujo. Para él, el crédito.

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