Alcohol y los excesos han terminado dándole un susto, grande», comentaba un vecino de Catherine Deneuve, en las inmediaciones de la plaza de Saint-Sulpice, cuando supo que la actriz había sido internada «de urgencia» en un hospital parisino la noche del martes al miércoles, cuando sufrió un accidente cerebrovascular isquémico «muy limitado y reversible», según un comunicado de su familia.
Deneuve se encontraba en las afueras de París, rodando la nueva película de Emmanuelle Bercot, cuando se sintió «repentinamente, muy mal» y tuvo que ser conducida por una ambulancia a un hospital donde los servicios de urgencia la encontraron «suficientemente grave» para ordenar un internamiento preventivo con el fin de estudiar con calma su estado de salud, víctima, en apariencia, del cansancio y una cierta «tensión».
Cansancio y tensión que no sorprenden a los vecinos del inmueble y el barrio parisino donde reside Deneuve, bastante cerca del domicilio del escritor Patrick Modiano, premio Nobel.
«Catherine era una mujer muy entera, pero comía, bebía, amaba y trabajaba demasiado», comenta la portera de un edificio próximo al domicilio parisino de la actriz, agregando: «Todo el mundo sabía que el alcohol terminaría haciendo de las suyas en una mujer de su edad, que había ganado muchos kilos innecesariamente, bebiendo».
Hace apenas un mes que se había estrenado otra película de Deneuve, «Fête de Famille», de Cédric Kahn. Y todavía está pendiente otro estreno, antes de terminar la película cuyo rodaje se ha detenido hasta que la actriz puede volver a trabajar.
Con el estreno de dos películas y el rodaje de una tercera, en menos de un trimestre, comenzaba una temporada con muchas otras actividades: venta de su vestuario íntimo (obra de Yves Saint-Laurent, en la gran mayoría de sus piezas), vida social relativamente intensa, participación personal en debates de muy diversa índole, con un incansable «apetito», no siempre saciado en la cocina.
A los setenta años, Catherine Deneuve todavía se permitió la audacia de dejarse fotografiar en la ropa más exigua e íntima, con mucho éxito entre un público de señores de cierta edad. Durante la pasada temporada de festivales cinematográficos, la actriz no dudó en participar y sumarse a todo tipo de festividades.
Comida y bebida, sin moderación exagerada, terminaron haciendo ciertos estragos. Su vestuario tuvo que enriquecerse con «capas» que cubrían con mantos de seda y armiño una silueta que no dejaba de proliferar en diversas direcciones, mal controladas.
En la parisina plaza de Saint-Sulpice, no lejos de un hotel y un bar que frecuentaron Azorín, Pío Baroja y Josep Pla, Deneuve era una habitual de algunos mercadillos de ropa usada, por donde vagabundeaba y compraba chucherías, insensible a las muestras de simpatía de vecinos y turistas que podían ser «despachados» con un sencillo «adiós muy buenas», con el que evitaba ser acosada con cualquier pretexto.
Actriz que trabajó con Luis Buñuel, interpretando el personaje de una heroína de Galdós, quizá sea la más internacional de las estrellas del cine francés de nuestro tiempo. Trabajó con muchos grandes maestros, Robert Aldrich, Manoel de Oliveira, Raoul Ruiz, Marco Ferreri, Dino Risi, Jacques Demy, François Truffaut, André Téchiné, Roman Polanski, Mauro Bolognini, Tony Scott, Claude Lelouch, entre otros.
A los 76 años, su intensa vida amorosa con sucesivos maridos o compañeros (Roger Vadim, David Bailey, Marcello Mastroianni, entre otros) había dejado paso a unas siempre intactas “ganas de vivir” muy intensas, feliz entre los directores más jóvenes que seguían reclamándola como estrella del nuevo cine francés.
(Info: abc.es/Fotos The Associated Press)
