Con supuesta bandera ambientalista se impide el desarrollo de Yucatán

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Por siglos, el Estado de Yucatán permaneció en un rezago económico social sin crecimiento alguno, sin mejoría de la calidad de vida de sus habitantes, sufriendo el deterioro de sus recursos naturales por las necesidades de la creciente población que tiene que vivir y alimentarse, no sólo subsistir.

Salvo por el importantísimo rubro de seguridad mantenida eficazmente por el secretario de Seguridad Pública del Estado comandante Luis Felipe Saidén Ojeda, Yucatán ocupó por décadas uno de los últimos lugares de los Estados de la República en todos los rubros medidos y medibles por instituciones como el INEGI.

En contra de aquella lacerante opacidad, ahora los hechos son otros, ya que la promoción del Estado como destino de inversiones locales e internacionales, ha sido una constante desde que el mando de la Secretaría de Fomento Económico del Estado quedó a cargo del abogado Ernesto Herrera Novelo, quien ha logrado lo que parecía imposible, atraer a Yucatán capitales de diversas partes del mundo y de nuestro país,para el desarrollo sustentable en variados sectores como los de turismo, de energía limpia, de maquinaria pesada, de partes industriales, de medicina, de alimentos y otros más.

¿Cómo logró en pocos años poner a Yucatán en los lugares más altos de desarrollo y empleo en México, cómo en los records de inversión, cómo en la generación de empleos? Muy sencillo, vendiendo en el mundo entero el Estado de Derecho, la seguridad jurídica a las personas y a los inversionistas.

Con esos antecedentes de todos los yucatecos conocidos, resulta paradójico que, cuando por fin el Estado se está desarrollando, Organizaciones No Gubernamentales mexicanas y yucatecas, promocionadas apoyadas por organizaciones internacionales, estén llevando a cabo, con falsas banderas ambientalistas, sistemáticas campañas, que nada tienen que ver con la ecología, y que pretenden evitar y revertir su crecimiento.

Para ello, esas ONGs nacionales tienen armado todo un andamiaje perverso de apoyos materiales, publicitarios, económicos, tráfico de influencias, y uso indebido de las leyes, sobre todo la de amparo, de una forma contraria a su finalidad, sorprendiendo la buena fe de jueces y magistrados federales. Su deseo no es el genuino y plausible de mantener el medio ambiente sano, tampoco el de los derechos de las comunidades originarias mayas.

Diversas ONGs montan andamiajes perversos para lucrar a su favor

No, su finalidad es distinta, es atender a los intereses de alguien no yucateco pero con inversiones en Yucatán, que desde el anonimato está meciendo la cuna, y que apoyado de su gran poder económico, tiene capacidad de entrometerse en asuntos del Estado hasta en los niveles federales, o ¿somos tan ingenuos para no percibirlo?

Por encargo, las ONGs de Yucatán están desprestigiando y frenando todo tipo de inversiones y proyectos, de energía eólica y fotovoltaica, de alimentos, de turismo, cualquiera.

La lista es larga, el sistema es el mismo, consiste en la utilización de personas de comunidades mayas, adultos y niños, para promover amparos que tienen por objeto el lograr suspensiones de obras y trabajos sin importar que, con ello, dejen sin posibilidad de empleo y seguridad social a los trabajadores de las mismas comunidades que dicen representar y que nunca habían gozado de esas prestaciones, que afecten el ingreso de capitales al Estado, que le priven de los impuestos que eso genera, en suma, que impidan el desarrollo sustentable de Yucatán.

Los perjudicados no son únicamente los inversionistas extranjeros y nacionales, quienes creyeron en el Estado y tramitaron pacientemente todos y cada uno de los permisos, licencias, manifestaciones y consultas, cuyos trámites les tomaron tanto tiempo.

No, los afectados somos todos los yucatecos, todos los mexicanos, personas de carne y hueso que necesitamos luz, vestido y alimentos, quienes por la razón que sea consumimos cerveza orgullosamente enviada desde Yucatán al mundo, quienes queremos prender la luz en nuestros hogares manteniendo nuestra comida refrigerada, quienes queremos seguir comiendo cochinita pibil producida con cerdos yucatecos sanos, en cuyo crecimiento se emplean las técnicas más desarrolladas y limpias del mundo.

Así, vemos que el Estado de Derecho que se vendió a los inversionistas para atraer sus capitales, está por dejar de ser una realidad para ser sólo un adorno que no engañe a nadie, ya que mediante los ataques de las ONGs se está enviando a todo el mundo el mensaje de que en Yucatán no impera el derecho, que nada significan los múltiples vistos buenos de nuestras autoridades locales y federales que no están de adorno, que están capacitados para regular las actividades de inversión, para cuidar el medio ambiente, para que el desarrollo sustentable sea posible.

Por el bien de Yucatán y de los yucatecos, por el bien de México, hagamos votos por que ese obscuro interés de quien maneja los hilos no prospere. No cancelemos nuestra esperanza. No claudiquemos nuestro futuro.

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