Por Jorge Moreno
La leyenda de la “Cruz Parlante” (apodada luego la “Cruz Farsante”) tiene su origen durante la Guerra de Castas, y aunque inicialmente fue un suceso ocurrido en la comunidad quintanarroense de Felipe Carrillo Puerto, hoy es conocida en muchos otros municipios no sólo del vecino estado, sino también de Yucatán.
La “Cruz Parlante” fue encontrada en un pequeño cenote y es de aproximadamente 10 centímetros, tallada en caoba; esto ocurrió unos años después de iniciar la rebelión de la Guerra de Castas, a mediados del siglo antepasado y fue usada para tratar de convertir a los mayas al catolicismo, aunque de una forma poco ortodoxa.
Chan Santa Cruz fue el nombre original de la ciudad de Felipe Carrillo Puerto, y donde se desarrolló la religión a la “Cruz Parlante” y era una adaptación del catolicismo con tradiciones y creencias autóctonas.
Al principio, los pobladores pensaban que la cruz era milagrosa y que a través de ella sus dioses podían comunicarse con ellos; sin embargo, esto tenía una explicación y fue hecho en complicidad por algunos religiosos con el pretexto de que “el fin justifica a los medios”, ya que, si bien es cierto estaban engañando a los mayas, esto lo hacían para que de esta forma pudieran adorar a la cruz y ya después fuera más fácil que adoptaran el catolicismo.
El culto era dirigido por los llamados maestros cantores e intérpretes de la cruz que hablaban en su nombre y recogían esa potestad “directamente de Dios”. Este culto tiene entre los mayas de Quintana Roo una completa vigencia aunque, claro, lo tienen más como
una tradición “romántica” que milagrosa, pues con el paso de los años entendieron que ese fraude fue realizado para que fuera más fácil que adoraran al nuevo dios traído por los españoles.
Otras estafas
De hecho, la cruz no fue la primera deidad con la facultad de “comunicarse” y hablar, pues se afirma que en la isla de Cozumel existió una figura hueca que contaba con un pasadizo secreto, en el cual se introducía un sacerdote para simular que la deidad hablaba; otros ejemplos los encontramos en el libro de Chilam Balam, por lo que quizás de cierta forma de ahí se inspiraron en Chan Santa Cruz para usar este método fraudulento pero efectivo para influenciar a las personas.
Cómo funcionaba la “Cruz Parlante”
Pero, ¿cómo era el fraude de la “Cruz Parlante”? José María Barrera, un mestizo expulsado de Kampocolché, colocó la cruz en un pequeño altar y, ayudado por Manuel Nahuat, que tenía facultades de ventrílocuo, respondía a los mayas que frecuentaban el cenote y pedían a su dios que los ayudara de sus males y los liberara del yugo de la Conquista.
Al morir Nahuat y desaparecer Barrera, la cruz se comunicaba mediante un secretario llamado Juan de la Cruz Puc; sin embargo, cuando éste fue descubierto, fue asesinado por una multitud que se sintió engañada y estafada, ya que, si bien es cierto, no era un lucro por dinero o cosas materiales, sí era una forma de engañarlos en sus creencias.
Los mayas de la época adoradores de la cruz se autonombran “cruzoob” y eran dirigidos por jerarquías militares, como general, comandante, capitán, teniente, sargento y cabo, cuyo objetivo era custodiar la cruz.
Había incluso una serie de jueces que cuidaban los 17 santuarios ubicados en los municipios de Solidaridad, Lázaro Cárdenas, Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos.
Santuarios persisten
Actualmente aún hay santuarios en donde puedes visitar y conocer la “Cruz Parlante”, pero existen algunas reglas, ya que no puedes entrar al lugar con zapatos, sombrero ni gorra y se prohíbe tocar la cruz.
Algunos religiosos que estaban en diversos municipios yucatecos adoptaron este método (de la “Cruz Parlante”) para tratar de obtener más adeptos, pues veían que los mayas sí se creían al principio el truco de la cruz que podía hablar, pero cuando se enteraron del triste fin del secretario, dejaron de hacerlo, aunque la adoración a la misma no se extinguió.
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