Enigmas: El extraño niño que acompaña a los caminantes

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Por Jorge Moreno
Hoy les presento el relato de Roger Alonso Xequé Dzul, otro de los participantes del concurso “Voces del más allá”, quien obtuvo el tercer lugar con un relato por demás interesante:

“En el año de 1996 fui capacitador-tutor de preescolar en el CONAFE; mi función consistía en visitar a los instructores comunitarios que daban clases en las comunidades más alejadas del estado de Yucatán. Por lo general, para llegar a las comunidades tenía que ir a pie o en bicicleta si bien me iba.

Para llegar a las comunidades se camina 5 kilómetros cuando menos, en medio de brechas, caminitos, etc., a veces se podría prestar alguna bicicleta en algún municipio y llegar más rápido. Las comunidades más apartadas no contaban con energía eléctrica, ni agua potable.

”El relato que compartiré le ocurrió a mi compañera capacitadora María Jesús, un suceso que asustó a todos los capacitadores. Transcurría mediados de octubre, ella debería visitar la comunidad de Onichén, Tunkás, para lo cual debería caminar alrededor de 12 kilómetros. María Jesús se bajó del autobús y empezó a caminar en la brecha que llevaba a la comunidad que visitaría. Cabe mencionar que no son caminos pavimentados, sino veredas que observan las llantas de las camionetas que pocas veces llegan a la comunidad.

”Mari caminaba rumbo a la comunidad, ya había andado más de la mitad del tramo cuando escuchó a sus espaldas una voz que le dijo: ‘¿A dónde vas?’. Ella volteó a ver y se sorprendió que fuera un niño de aproximadamente 5 años caminando en el monte, completamente solo. Ella le respondió al infante que iba hacía Onichén a visitar a una maestra del preescolar.

”El niño le dijo que también se dirigía hacia esa comunidad y que podrían irse juntos. Mari le dijo que estaba perfecto porque así se harían compañía. Iban caminando y el chiquillo le platicaba acerca de las canciones que cantaban en el kínder y le pidió a Mari entonarlas, y así fueron caminando por las veredas.

”En cierto momento, el chico le preguntó a Mari si tenía sed y ella le respondió que sí. De repente el niño se soltó de la mano de Mari y se metió en el monte. La muchacha se sorprendió de que el niño se hubiera soltado y se acercó a ver dónde había desaparecido, pero no lo encontró, entonces Mari pensó que había sido producto de su imaginación y continuó su camino hacia el poblado un tanto extrañada.

La reaparición

Habiendo caminado como unos 200 metros más, Mari vio que el chavito salió del monte con una jícara de agua, Mari se sorprendió al verlo, el niño le ofreció el agua y la bebió, para ello ya se sentía inquieta.

”Terminado de beber el agua, el niño le sugirió que siguieran caminando y le pidió que lo tomara de la mano, así siguieron caminando y cantando. Justo cuando ya se veía el letrero que anunciaba la comunidad, el niño se soltó de la mano de Mari y le dijo que él se quedaba hasta ahí. Mari se inquietó de nuevo, y llegó a la comunidad. Eran las 5 de la tarde aproximadamente.

”Cuando Mari llegó a la comunidad la recibió la instructora comunitaria y se les fue el resto de la tarde revisando las actividades propias de la instructora hasta que llegó la hora de cenar y fueron a la casa de la familia que les daría la cena. Durante la comida
Mari le contó a la familia el suceso que había vivido del niño en el camino, mientras lo relataba, los esposos que les dieron de cenar se veían uno al otro como si ese relato lo hubieran escuchado antes.

Cuando Mari terminó de contar el suceso, los señores se retiraron aparte a platicar, hablaban en maya; en un momento dado se reunieron con Mari, la instructora y sus hijos, le pidieron a Mari que no fuera a asustarse por lo que le diría, para ello Mari ya se sentía medio nerviosa.

Indecible accidente

”Los señores le dijeron a Mari que el niño que la había acompañado por el camino estaba muerto, murió porque sus papás hacían carbón, y para hacerlo tenían que hornearlo, y un día juntaron toda la leña para hacer carbón y no se fijaron que el niño se había metido dentro de la leña y lo quemaron vivo».

«Los señores dijeron que el niño ofrecía agua a los que iban caminando al pueblo porque al haber muerto quemado comprendía a los sedientos. Le dijeron a Mari que no se asustara, que estuviera tranquila, que no tendría que regresar a pie a la cabecera municipal porque el señor la llevaría en caballo.

”Mari nos narró esto en una reunión de capacitadores, en total éramos seis. Desde ese día, cuando nos tocaba visitar comunidades donde se tenía que caminar mucho, lo hacíamos en parejas”, finalizó.

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