Enigmas: El milagro del “Santo Niño de las Palomas”

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Por Jorge Moreno
Hoy les presentamos el caso de la señora Samantha Barahona, quien nos dijo que un santo le hizo un milagro, ya que afirma que gracias al “Santo Niño de las Palomas” su hija se salvó de morir.

La señora Barahona, oriunda de Mérida, señala que a principios de 2020 le diagnosticaron cáncer a su hija (de 22 años de edad), y supuestamente ya estaba muy avanzado: “Con la llegada de la pandemia todo se complicó, yo en lo personal me encomendé mucho al Santo Niño de las Palomas, todos los días le rezaba, no era muy apegada a él, pero cuando le dieron el diagnóstico a mi hija, soñé que una persona se me acercaba con una escultura de ese santo y me decía que él salvaría a mi hija”.

Y agrega: “Lo soñé tres noches seguidas, yo no conocía a ese santo, se parecía al Divino Niño o al Santo Niño de Atocha, pero al cuarto día, por increíble que parezca, estaba en mi computadora buscando algo en Google (cosas de cocina) y, de pronto, se abrió una pestaña con un reportaje y ¡ahí estaba el santo que vi en sueños, idéntico y del mismo tamaño! Era el Santo Niño de las Palomas”.

“Ese mismo día averigüé dónde comprar una imagen del Santo Niño de las Palomas y en menos de dos días ya la tenía. Le recé mucho y con mucha devoción y al mes, ocurrió lo que todos en mi familia pensamos que es un milagro, ya que en el siguiente estudio que le hicieron a mi hija ¡el tumor había desaparecido!

”Sí, por increíble que parezca, mi hija se encuentra en perfecto estado de salud hasta el día de hoy, los médicos dicen que fue un milagro porque no hay una explicación lógica a que el tipo de tumor que tenía desapareciera con una sola quimioterapia (necesitaba
10)”.

El milagro del “Santo Niño de las Palomas”

Agradecemos a la señora Barahona que nos haya compartido esta interesante historia; ahora bien, ¿quién es el Santo Niño de las Palomas?, el cual por lo general es poco conocido incluso entre los católicos.

Según cuenta la historia, en el año 1806 iban dos sacerdotes misioneros rumbo a Tlalpan y en las inmediaciones oyeron el llanto de un niño.

Se les hizo extraño, ya que estaban en un sitio despoblado, pero al buscar con atención, notaron a un hermoso niño, desnudo, de unos cuantos meses de edad, y al tomarlo en las manos, advirtieron que la imagen quedó petrificada tal y como se encuentra hasta el día de hoy.

Al mismo tiempo, se dice, brotó un manantial de agua que desde entonces se denomina “El Ojo del Niño” y que aún existe en lo que fue la hacienda de San Juan de Dios, hoy seminario de los Padres Salesianos.

Los sacerdotes, viendo que el Santo Niño era verdaderamente una maravilla, por estar unido a una calavera que le sirve de almohada, regresaron a la ciudad a presentarlo al arzobispo Francisco de Lizama, quien, al recibirlo con mucha devoción, quedó sorprendido ante semejante descubrimiento.

El primer pensamiento que tuvo el arzobispo fue hacer la donación de esta imagen a las monjas del monasterio de la Purísima Concepción, pero habiendo consultado con el Cabildo, convinieron que se echara en suerte, y que Dios mismo eligiera a qué convento de todos los de la ciudad quería ir.

Por ese motivo, se le llamo el Niño de las Suertes.

Se hizo la rifa y salió en suerte el monasterio de San Bernardo. Dispuso el arzobispo que se volviera a realizar la rifa y nuevamente salió ese mismo nombre. Como el prelado sabía la suma pobreza en que estaban las monjas de esta comunidad, y tratando de no ocasionarles un problema con esa donación, determinó que se sacara de la caja la papeleta que contenía el nombre de San Bernardo.

Pero por tercera vez y de una manera prodigiosa salió el nombre de San Bernardo, según dicen con letras de oro. Y por ello, el arzobispo no dudó en mandarlo a esas monjas.

Ese convento recibió este tesoro como un don del cielo y llenas de gratitud han procurado sostener su culto con el mayor empeño hasta el día de hoy. Este es lo que se dice y se sabe de este portentoso niño, llamado de las Suertes y el testimonio de sus devotos lo acredita cada día más.

Hay que señalar que este santo llama mucho la atención por ser un bebé descansando sobre un cráneo humano, lo que a veces ha generado polémica al ser relacionado indirectamente con la Santa Muerte.

Para las religiosas, la imagen representa la omnipresencia de Dios, en otras palabras, es la humanidad unida a la divinidad: se trata de cómo el Hijo de Dios vence a la muerte para poder resucitar y glorificar al Padre, es una imagen simbólica que representa el dominio de Cristo sobre la muerte.

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