Enigmas: El fantasma de Poccheiná en Tepakán

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Por Jorge Moreno
A 6 kilómetros de la cabecera Tepakán, se ubica una comisaría llamada Poccheiná (significa en maya “lugar donde el monte reverdece”), y actualmente, de acuerdo con datos del Inegi, sólo cuenta con 2 habitantes, pero tiene varios datos “paranormales y misteriosos” que valen la pena contar.

En el siglo XIX, este sitio tuvo su auge, ya que era una hacienda henequenera, cuyo dueño era Eutimio Mézquita y su familia; y llegó a tener 1,400 hectáreas y poco más de 200 habitantes; en 1986 la adquirió Benito Bernabé Bobadilla Canto (quien fue alcalde de Izamal) y en 2007 pasó a ser propiedad del matrimonio Arau Pontones.

Se dice que el día que Ramón Mézquita vendió la hacienda a don Benito en el año de 1986, el pago fue en efectivo y que en el viaje en tren de Izamal a Mérida don Ramón se durmió y, cuando llegó a su destino, despertó y el dinero había desaparecido.

Las monedas de oro y el ahorcado

Una de las leyendas de Poccheiná es que, ya siendo dueño don Benito Bobadilla y cuando estaban trabajando en el piso de la capilla, se encontraron ollas llenas de monedas de oro, aparentemente escondidas en la época de la Revolución (1910-1917), situación
que lo hizo multimillonario.

Sin embargo, se cuenta que uno de los empleados de la hacienda robó varias de esas monedas y se las llevó a la cabecera (Tepakan); a las pocas semanas descubrieron que él lo había hurtado debido a que empezó a presumirlo cuando se embriagaba, y fue así como
tuvo que devolver todo y, cegado por la vergüenza o por haberse quedado sin nada, se suicidó ahorcándose.

A raíz de ello, se cuenta que por meses las monedas, resguardadas en uno de los cuartos de la hacienda, amanecían regadas por varias partes (aunque completas); se decía que era el alma en pena del ladrón, quien desde el más allá aún ambicionaba tener riquezas.

Con el paso de los años, tal y como sucedió en las todas haciendas yucatecas, cuando el henequén dejó de aportar riqueza, Poccheiná dejó de producir y fue abandonada, pero quedan las casas de los que fueron sus trabajadores y administradores, así como los restos de edificios que albergó la fábrica de fibra de henequén, la escuela, la tienda con su horno para pan, pozos artesanos, además de la casa principal, actualmente habitada.

Llantos y presencia de alma en pena

Sin embargo, los descendientes del ladrón (quienes no sabían de su acto), vivieron en Tepakán por varios años (luego se mudaron a Izamal) y afirmaban que veían al alma en pena de su pariente, lo veían triste y a veces hasta escuchaban llantos; decían que era porque estaba arrepentido de sus actos, aunque no faltó quien dijera que lloraba pero por haberse quedado sin su botín.

Por cierto,hace un par de años, unos exploradores urbanos estuvieron en los alrededores de Poccheiná y afirmaron que un par de “trucks” se movieron solos y que escucharon muchas voces, como si decenas de personas estuvieran ahí, pero al checar por los alrededores no había nadie.

Por lo que si eres de Tepakan o municipios circunvecinos, te invito a que este sábado 30 de julio me acompañes a las 2 funciones de la “Gira Paranormal Misterios” que se realizará en la terraza del Palacio Municipal de ese poblado; es un evento apto para toda la familia y mostraré en la pantalla gigante más de 40 vídeos con evidencias de mis investigaciones.

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