Enigmas: Fantasmal pero bonito adiós le regaló su abuelita

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Por Jorge Moreno
Hoy les presentamos un caso que nos envió una lectora que, gracias a las redes sociales, nos sigue ni más ni menos que desde Sudamérica:

“Hola Jorge, te escribo desde Salto, Uruguay. Mi nombre es Verónica y quiero contarte la situación que viví cuando mi abuela murió, es algo que me dio mucha paz y me hizo creer que sí existe algo más allá.

”Pero esto pasó en el año 1997, cuando yo tenía 16 años, pues hoy tengo 41. Nunca lo olvido. Mi abuelita era muy importante para mí y ella me adoraba, siempre fue una abuela presente y cariñosa. Cuando yo tenía 9 años lamentablemente ella quedó totalmente ciega debido a que sufría de glaucoma. No hubo nada qué hacer y nunca más pudo ver ni siquiera sombras. Fue muy difícil para ella.

”Siempre me pedía acercarme para que me tocara el rostro para imaginar año a año cómo iba yo creciendo y cambiando, y siempre me decía ‘si existe Dios y algo más allá, pues yo sí creo en el Señor, cuando me muera le voy a pedir que antes de irme pueda verte a ti y a tu hermano, para saber cómo son ahora’.

«Entonces, un día escuché algo, y como nadie venía, fui hasta el frente de la casa y no había nadie, la puerta estaba cerrada pero el perrito seguía ladrando y mirando como si alguien estuviera allí. Volví a sentarme en la sala con la muchacha (sirvienta) y le dije ‘no sé, no hay nadie’. ”En eso el perrito siguió ladrando y mirando hacia arriba como al lado de una persona. Se detiene en el medio de la sala como si alguien se hubiera parado allí y para de ladrar, pero siempre mirando ‘como a alguien’.

En eso, una cantidad de luces en forma de espiral, ascendentes, de abajo hacia arriba empiezan a subir, así, algo indescriptible. Eran luces suaves de colores. De abajo hacia arriba, como en forma de espiral.

”Los tres lo vimos al punto que la muchacha me dijo muy asombraba: ‘¿Ves lo mismo que yo?’… Eso apareció unos cuantos segundos y desapareció. Fue algo hermoso y de gran paz. Me sentí un poco mejor, pude irme a dormir y supe allí que esa era mi abuelita, que sí pudo vernos antes de irse como tanto ella le pidió a Dios.

”Su nombre era Auristela Ferreira, el recuerdo siempre lo tengo, fue un momento tan especial. Creo no fue un alma en pena, sino alguien que llegó su momento y se fue hacia la luz tan merecida”.

Hasta aquí las palabras de Verónica, y no cabe duda que la experiencia que vivió fue y será inolvidable para ella; por fortuna, no sintió miedo, ya que está plenamente segura que se trataba de la despedida de su abuela.

Y es que las apariciones del más allá pueden darse de varias formas, desde siluetas traslúcidas, en forma humana, hasta esferas blancas, las luces (tal y como lo vio ella) e incluso se puede ver a la persona tal y como era en vida, al grado de confundirla pensando que esta “vivita y coleando” (si no sabemos que ha muerto)

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