Enigmas: Embrujados por cofre misterioso

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Por Jorge Moreno
Hoy les presento una investigación que realicé en una casa de Mérida, en donde me llamaron los integrantes de una familia porque estaban desesperados ante las situaciones paranormales que estaban ocurriendo, ya que afirmaban que un fantasma “molesto” les quería hacer daño.

El caso era muy peculiar, ya que me dijeron que esta situación se venía dando desde seis meses atrás; era una silueta como de una persona adulta que de pronto aporreaba cosas y se le había aparecido a al menos cuatro integrantes de dicha familia, de hecho decían que parecía tener inteligencia esa sombra porque siempre se dirigía al patio, como si les quisiera enseñar algo.

Un día, el hermano mayor de la familia se armó de valor para seguir a la sombra y notó que se desvanecía justo cerca de un viejo árbol de guayaba; esto pasó al menos tres veces hasta que les sugirieron que excavaran ahí, ya que podría haber enterrado algo.

El cofre

A las pocas semanas se animaron a hacer esto y para su gran sorpresa encontraron un cofre; los entrevistados me comentaron que al principio se emocionaron mucho pues pensaron que habían encontrado dinero, ya que el cofre pesaba bastante y sonaba como si fuera metal. Sin embargo tardaron en poder abrirlo, ya que tenía un candado muy grueso.

Llamaron a un cerrajero, quien a duras penas logró vencer el cerrojo, y cuando se fue todos se dispusieron emocionados a abrirlo.

Descubrieron monedas antiguas, unas alhajas de oro, papeles antiguos, así como un misterioso muñeco de tela envuelto en hilos rojos y una pequeña cadena del mismo color; todos se enfocaron en el posible valor monetario de las cosas y el muñeco lo dejaron tirado en el patio.

A los pocos días, el hijo menor de la familia (siete años de edad) estaba ardiendo en fiebre y procedieron a llevarlo con un doctor, pero por más medicamentos que le daban este no se curaba, con el pasó de los días, empezó a quedar muy ojeroso, le salieron manchas negras en los brazos y piernas y empezó a bajar mucho de peso.

Se notaba ausente, no se quejaba de ningún dolor pero parecía sonámbulo, no expresaba ningún tipo de emoción en el rostro, como si estuviera “muerto en vida”.

Entonces una vecina, al ver toda la situación, les recomendó que lo llevaran con un curandero y estos, aunque al principio se mostraron escépticos, decidieron hacerle caso pues estaban desesperados ante la extraña enfermedad del menor.

Fueron con un hechicero de magia blanca y se sorprendieron cuando este empezó a decirles (sin que ellos dijeran nada previamente) que su pequeño hijo se iba a curar, que había cargado un mal aire de un cofre “sagrado y maldito” que estaba enterrado en su casa (cabe aclarar que no llevaron al menor, primero fueron los papás, sólo para averiguar qué podían hacer).

¿Cómo se enteró? Nunca se lo explicaron, ya que ni la vecina estaba enterada del desentierro ni mucho menos del cofre; decidieron seguir las instrucciones del curandero, quien les preguntó qué habían hecho con el “muñeco” y estos, sin salir de su asombro, le dijeron que lo dejaron en el patio.

El ritual

El hechicero hizo un breve ritual, les entregó unos talismanes, cuarzos y lociones, les dio unas instrucciones específicas para bañar al niño con ese líquido, y les pidió que envolvieran en una tela roja al misterioso muñeco para que se lo entregaran ese mismo día.

Por fortuna, a partir de esto el niño se curó en menos de 24 horas casi como por arte de magia, curaron y protegieron su casa y, tiempo después, se enteraron que el curandero “neutralizó” la magia negra que contenía ese muñeco.

Por este motivo, siempre se recomienda que cuando se encuentre algo extraño en la casa, el trabajo o en la calle, es mejor no tocarlo y llamar a algún experto, pues la mala vibra puede causar una enfermedad o maldición.

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