Enigmas: Nadie sobrevive a los juegos de niña maldita, según velador de panteón
Por Jorge Moreno
«Un día caminaba en busca de una dirección en donde compraría unas cosas, me bajé del camión como cuatro cuadras antes y, de pronto, cuando me di cuenta, estaba pasando frente al cementerio; eran más o menos las 7 de la noche y ya estaba empezando a oscurecer».
«Sólo por curiosidad, me detuve en la puerta y me llamaron la atención los mausoleos de la entrada, y como estaba abierto, entré un momento para apreciar los monumentos y, aparte, no sé por qué, me llamaron la atención los jardines y el canto de los pájaros. Busqué mi teléfono en la bolsa de mi pantalón, pues tenía ganas de tomar unas fotos a las tumbas, y de pronto escuché una voz de una niña que me preguntaba que si yo era fotógrafo».
«Volteé a ver y me di cuenta que mi oído no me falló, en efecto, era una menor, como de 9 ó 10 años de edad; me llamó la atención el hecho de que estuviera sola y hasta pensé en que era un fantasma».
«Le pregunté por sus papás, y de inmediato me dijo que estaban a unos metros de ahí, junto a la tumba de su abuela, y la niña entonces me preguntó si podía tomarle una foto a los tres, a lo que accedí amablemente. En lo que caminábamos hacia donde estaban ellos, la niña me dijo que a sus padres no les gustaban las fotos, y me pidió que tomara la imagen sin que se dieran cuenta, aprovechando que estaban de espaldas a nosotros, pues se encontraban agachados frente a la tumba».
«Preparé mi celular y aunque no enfocaba bien y la distancia no era tan larga, me desesperé, no podía hacer zoom porque no saldrían todos, pero tomé tres o cuatro fotos, sin embargo, cuando el flash salió todo estaba obscuro; yo me asusté y empecé a llamar a la niña, pues no la veía por ningún lado».
El ‘rescate’
«Nadie respondió, para eso ya estaba más oscuro. Me di cuenta que era de noche y me invadió un terror horrible, empecé a correr hacia la salida, y cada vez más rápido, ya no vi a la niña pero de pronto escuché una voz que me llamaba, la voz de un hombre adulto».
«Poco a poco me detuve y me di cuenta que era el velador, quien me dijo que qué hacía adentro, que ya debía salir porque cuando quedaba oscuro la parte donde yo estaba (le llamaba la parte “antigua”) se tornaba peligrosa por las apariciones fantasmales que se daban en el sitio».
«Algo que me extrañó es que mientras me decía eso, me puso un rosario en el cuello y me preguntó que si había visto a la “niña”. Y cuando le dije que sí, solo expresó una breve oración pidiendo a Dios por el alma de la menor, y me llevó hacia la salida, pero de paso había un cuarto, donde él se quedaba y vi que había muchas imágenes religiosas tanto dentro como fuera».
«Llamé a un taxi en ese momento, pues ni de loco caminaría otras tres cuadras para agarrar camión, y en lo que llegaba, le pedí al velador que me contara sobre esa niña fantasma»:
‘El mismo diablo’
“Esa no es una niña, es el mismo diablo. Desde que estaba viva sólo sufrimiento le causó a su familia, mató a su papá y a su mamá de una forma horrible, después se quedó con su abuela, pero ella (la niña) murió y está enterrada justo donde la pequeña te pidió que tomaras una foto».
”La abuela fue la única que supo cómo acabar con la vida maldita de esa niña, pero las dos murieron, y aún ya fallecida, sigue viniendo, sigue consiguiendo personas porque ‘quiere jugar’, pero nadie sobrevive a sus juegos. Si un día regresas a este panteón yoscurece, por ningún motivo te acerques ahí”, explicó.
«Ya me iba a ir, cuando se me ocurrió preguntarle cómo sabía toda esa historia, a lo que el velador me contesto que él ya llevaba años trabajando ahí y le tocó enterrarlos a todos».
Este relato (supuestamente verídico) ganó un premio en un concurso de una escuela preparatoria de Guadalajara hace dos años, para la época de “Día de Muertos”.
Al parecer ocurrió en el panteón de Belem, pero más allá de que tan verídica o exagerada sea esta historia, no cabe duda que cosas así o más fuerte suelen pasar.
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(Fotos: entornoturistico.com)
