Enigmas: ¿Conoces al Huay Poop?

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Rollo: Jorge Moreno
Una de las bestias mayas más mencionadas en tiempos antiguos es sin duda el Huay Poop, sin embargo en épocas recientes su popularidad no es tanta como cuando se habla de los Aluxes, la Xtabay o el Huay chivo.

En cuanto a su origen, algunos aseguran que el Huay Poop es un brujo que en ciertas noches toma la forma de un horrible y gigantesco pájaro negro, pero también hay muchos más quienes aseguran que esta diabólica criatura es una más de las transmutaciones del Genio del Mal, el Kakasbal.

Cae la noche en el monte maya y repentinamente una misteriosa mancha se dibuja en la luna… Es una amenaza que se cierne desde el cielo, un graznido estridente hiere el silencio de la oscuridad. El caminante nocturno apura el paso, sabe que en ello le va la vida, sabe que esa siniestra presencia es uno de los seres más temidos del Mayab: El Huay Poop.

Pero es demasiado tarde, la bestial ave negra se abatirá de improviso sobre su víctima.

El rayo cae menos rápido que el Huay Poop cae sobre su victima, con sus enormes alas que son como de petate, sólo que revestidas con filosas navajas de pedernal, le desgarrará la piel al desdichado.

Posteriormente levantará vertiginosamente el vuelo con su sangriento botín entre sus enormes garras. Aseguran los que han visto al monstruo, que su fuerza es tal que carga a las personas como si no cargara nada.

¿Pero a dónde se lo lleva? Nadie lo sabe, nadie ha visto ese lugar. Lo único que se sabe es que viéndolo volar se han visto caer residuos humanos hasta la tierra.

Dicen los antiguos mayas que seguramente transporta a sus víctimas a los confines del mundo, porque no se vuelve a saber de ella.

Un horrorizado campesino que vivió para contarlo, observó una noche al Huay Poop, muy cerca del cenote sagrado de Chichén Itzá, cuando desde un viejo edificio próximo, la bestial ave se disponía a levantar el vuelo. Sujetaba entre el pico los restos ensangrentados de una de sus víctimas.

También en otras poblaciones de Yucatán los alarmados lugareños suelen escuchar al Huay Poop sacudiendo las alas con tal rabia que ensordecen el monte y la pradera. Pero en el caso de un encuentro con esta bestia hay un medio para escapar de él.

Lo que es terrible es que una mujer encinta se presente en el instante en el que el Huay Poop aprese a alguien, y que le ofrezca el fruto de sus entrañas para el insaciable engendro, porque el Huay Poop apetece antes que ninguna otra, la tierna carne de los niños.

Pero hay que tener cuidado de no engañarlo, como en cierta población; le pasó a una mujer encinta al ver que su hermano iba a ser arrebatado por el monstruo, le ofreció el hijo que habría de nacer a los pocos días, libre quedó su hermano bajo la fe de la mujer preñada, pero el amor materno fue más grande y la madre temerosa y amorosa guardó a su hijo en el viejo hueco de un tronco viejo.

“Vine por tu hijo”, le dijo el Huay Poop, cuando bajó a reclamar a su presa…”El indio cumple con lo que ofrece… dame al niño”.

Sudando, la mujer le respondió: “Es que ha desaparecido…”, pero el suspicaz monstruo no se dejó engañar. Remontó nuevamente el vuelo, sin objetar nada, hasta que su fantasmal figura despareció en el espacio.

Creyó la mujer haber salvado ya al niño, pero cuando fue por él, el hueco del tronco se había cerrado con todo y la criatura.

Quedó la madre llorando al pie del árbol, y llorando estaba cuando de pronto el Huay Poop cayó sobre ella y envolviéndola en sus horribles alas la arrebató de la tierra.

Agradecemos a nuestro estimado y asiduo seguidor de esta sección Mario Alfonso Martín Cardeña el que nos haya mandado esta colaboración para compartir con todos los lectores.

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