Enigmas: conoce la espeluznante historia del ‘fantasma’ de la sonrisa

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Rollo: Jorge Moreno
Hoy les presento un interesante caso que al principio se pensaba que estaba relacionado con la presencia de un fantasma, pero una psicóloga descubrió que era algo más espeluznante aún, aquí les dejo el relato de la especialista:

“Soy psicóloga de niños, a mi consultorio llego un matrimonio con su hija de 5 años, llegaron desesperados porque su niña veía un señor ella le llamaba el “Sr. Sonrisa”. Todos los días a las cinco pm recibía a Beatríz en mi consultorio, “Betty” como le decían de cariño.

Platicábamos de cosas triviales como le fue en la escuela, cuantos amigos tiene, su color favorito etc. para así ganarme su confianza.

Así trascurrieron los primeros cinco días, después de charlar un rato, le dije que me hablara de lo que la asustaba tanto en su casa. Betty puso cara de seria y pude ver en sus ojos miedo, ese miedo que ya tenía mucho tiempo no veía y menos en una niña de 5 años.
Toqué su mano y la miré a los ojos y aun sin palabras ella entendió que yo estaba ahí para escucharla y ayudarla.

«Desde que nos mudamos a esa casa pasan cosas extrañas, tengo sueños feos, jalan mi cobija en las noches y eso hace que despierte y lo veo, veo al Sr. sonrisa con mi cobija en sus manos, siempre grito, llega mama y dice que sólo fue un mal sueño. Pero yo sé que el Sr. sonrisa existe, pero solo yo lo puedo ver con esa sonrisa grande».

Le pedí que me enseñará donde se le aparece el Sr. sonrisa en la casa de muñecas que use para que me mostrara y ella señaló el sótano dijo que ahí siempre lo veía, lo veía sonreír por eso no le gustaba ir al sótano.

Después de unas cuantas visitas de Betty a consulta empecé a tener pesadillas con el Sr. Sonrisa, me despertaba gritando y sabía que esa niña se metió en mi subconsciente tanto que ya veía al Sr. Sonrisa.

No avanzaba en la terapia, decidí visitar su casa; toqué la puerta y abrió su madre Nelly y su padre Samuel, les dije que no acostumbraba a visitar la casa de mis pacientes pero necesitaba avanzar con Betty, y pedí ver el sótano.

Nelly dijo que si necesitaba algo gritara, ella tenía cosas que hacer. Le agradecí y bajé, estuve observando un rato no vi nada atemorizante era un sótano menos tétrico que muchos otros. Estaba muy azulado lo seguí recorriendo y estaba un sillón una mesa y algunos peluches.

Me recosté en el sillón puse mi cabeza en el respaldo y empecé a sentir una angustia, miedo, terror, el aire me faltaba tape mi boca para no gritar, mis ojos veían aterrorizados el techo ese techo de madera y como se dibujaba una cara en ella una cara sonriendo… Al fin lo entendí

Me despedí solo del padre de Betty su madre seguía ocupada y le agradecí dejarme ver el sótano y le extendí la mano, él la sostuvo y con una sonrisa me dijo no tiene que agradecer todo sea por ayudar a Betty. Apreté más su mano y el dejó de sonreír me dijo: ¿Porque la mirada? Solo le respondí: por nada, es que tiene una hermosa sonrisa.

Llegué a mi auto y le llamé a la trabajadora social y le dije mis sospechas, pedí que mandara a la policía y llegara con ella. Arrestaron al padre, cuando la policía lo interrogó se derrumbó y confesó que abusaba de su hija en ese sótano, en ese mismo sillón donde me senté, por eso la niña decía que veía al señor Sonrisa, era la marca en el techo.

No cabe duda que este suceso nos lleva a reflexionar como padres de familia para cuidar de la mejor manera posible a nuestros hijos, como dice la frase, a veces “el enemigo está en casa”.

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