Enigmas: la aterradora historia de Vivianita y Carmina

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Enigmas: desde ultratumba niña logró que otra menor le hiciera compañía para siempre

Por Jorge Moreno
La aterradora historia comienza días previos al “Día de los Muertos”. Don Ramiro y su esposa tenían un negocio de flores muy cerca del panteón de Dolores en la ciudad de Monterrey, por lo que a finales de octubre y los primeros días de noviembre tenían más encargos de lo común, sus hijos, dos niñas y un niño, les iban a ayudar a armar los arreglos florales, en ocasiones cuando terminaban su día laboral, se iban a merendar a casa de su amigo Don Horacio y su respectiva familia, quienes vivían dentro del panteón, pues el compadre era el encargado del escalofriante lugar.

En uno de esos días, cuanto terminaron de comer, Viviana, la más pequeña de la familia, salió a jugar un poco al panteón, mientras su hermana María la vigilaba desde lejos. Todo parecía normal, pero de pronto la chiquilla se acercó a una de las tumbas, la cual era como una casita, y empezó hacer gestos como si platicara con alguien, su hermana se preocupó, y se comenzó a acercar, pero mientras caminaba, una de las lápidas le tapó la vista hacia su hermana, y en un corto lapso, risas y lamentos perturbadores detonaron, por lo que al instante corrió hacia Vivianita, pero lamentablemente ella ya no estaba.

María comenzó a gritar, por lo que sus padres llegaron en su ayuda, les contó lo sucedido y comenzaron a buscar a la niña, pasaron las horas y ya había caído la noche, no fue hasta que se asomaron por el ventanal empolvado de la tumba donde Viviana desapareció, y vieron que ella estaba ahí riéndose…

Rescate

Llamaron a la niña, y la inocente entró en razón y se espantó, pues quería salir con sus padres y no sabía cómo, el candado grueso y oxidado que había en la puerta había estado cerrado por años, y seguía estándolo, por lo que no tuvieron más remedio que quebrar el vidrio de la tumba, y sacaron a la pequeña.

Ya estando más tranquilos, Vivianita comentó que Carmina, la niña que reposa en la tumba donde se encerró, se sentía muy solita, y quería que ella viviera en su casita, para tener con quien jugar. Sus padres creyeron que fue producto de su imaginación, pero aún así decidieron no llevarla al negocio en los días posteriores, hasta que en el Día de Muertos fue necesario, pues era el día más pesado del año.

Se acabó el día y todo parecía haber acabado bien, pero extrañamente Viviana ya no tenía la muñeca que había llevado para jugar, y cuando su madre la interrogó, le contestó que se la había prestado a Carmina.

Terrible sorpresa

Llegó el día siguiente, y Don Ramiro y su esposa fueron a ver la tumba de Carmina, y para su sorpresa, misteriosamente la muñeca sí estaba ahí, cuando la mujer estuvo a punto de tomarla, sintió como una mano pequeña y helada tocó su rostro, por lo que rápidamente se alejaron del mausoleo, creyendo ahora en la siniestra historia que había contado su hija, sin embargo, ya era demasiado tarde, pues al llegar a casa, encontraron a Vivianita muerta, el diagnóstico fue un infarto.

La pequeña Viviana fue enterrada en el panteón, y sus padres llenos de dolor se fueron de la ciudad durante dos años, pero regresaron, reabrieron el negocio y continuaron con su vida habitual.

Don Ramiro después de tanto tiempo, visitó la tumba de su pequeña, pero le pareció extraño porque encontró algunos juguetes sobre la lápida, por lo que fue a hablar a Don Horacio, quien seguía cuidando del panteón, y este le comentó que su esposa había dejado los juguetes ahí, pues por las noches, se podía escuchar la voz de Vivianita y otra niña, quien probablemente era su amiguita Carmina… decía que los espíritus de las pequeñas platicaban, reían, jugaban e incluso cantaban.

En la actualidad muchos de los visitantes del panteón regiomontano cuentan haberse sentido observados, sin embargo, los menos afortunados, cuentan haber visto la silueta de niñas que se esconden tras las tumbas. La leyenda cuenta que las habitantes de ultratumba del panteón, son Viviana y Carmina, las amiguitas que han elegido acompañarse por siempre en la muerte.

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(Fotos: Sandra López y elnorte.com)

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