Rollo: Jorge Moreno
Mucha gente cataloga a los aluxes como “traviesos” debido a que han sentido cómo les avientan “piedritas” o les guardan cosas que posteriormente aparecen en otro sitio cercano e, incluso, les “pistean”, sin embargo, hay quienes les dicen “malignos” porque les da terror estas situaciones o bien porque suelen asustarse si los logran ver.
Todo esto se los comento porque recientemente dos personas que no se conocen entre sí me reportaron un caso similar, pero con dos puntos de vista diferentes. Se trata de un reporte de la presencia de un alux en una cancha ubicada en el municipio de Acanceh.
Al parecer, el suceso no es reciente, pero una de las personas señaló que mientras veía cómo jugaban unos jóvenes básquetbol en dicha cancha, de pronto se fue el balón hacia la maleza y enseguida el que fue a buscarlo regresó gritando, afirmando que había visto a un “duendecito”.
Y mientras esta persona estaba aterrada, sus compañeros se reían y decían que no era nada malo, sólo una travesura del alux, el cual, al parecer, se les hacía “familiar”, ya que no era la primera vez que esto ocurría.
Poco después me di cuenta que se trata de un sitio que ya había ido a ver por un reporte similar; esto fue hace ya más de seis años y fui debido a que varios policías, asiduos lectores de esta sección “Enigmas”, se me acercaron para platicarme sobre algo que les ocurrió en la entonces nueva cancha de Usos Múltiples de esta población.
De acuerdo a su reporte, varios de ellos habían escuchado pasos, visto sombras y les habían aventado cosas en esa cancha, la cual fue construida en 2012 y se ubica a la salida de Acanceh con rumbo a la comisaría de Petectunich.
Según me informaron, esta edificación deportiva llevó más de tres meses en construirse, en ocasiones los mandaban a cuidar el material y hacer rondines, y de pronto les ocurrían esas cosas extrañas:
“Estamos acostumbrados a no sugestionarnos, por eso digo que es real lo que nos pasaba, nos aventaban piedritas, incluso pensábamos que habían vándalos o ladrones guardados pero nada, escuchábamos que nos ‘pisteaban’ y, de hecho uno, de los albañiles nos dijo que llego a ver al menos dos aluxes ahí, ya que notó la sombra de dos pequeños seres corriendo cerca de donde está el arillo de la cancha”, comentó.
Luego de las entrevistas, acudí al sitio para hacer una inspección ocular y me percaté que la cancha está prácticamente en el monte, ya que no hay casas u otras construcciones con la cuales colinde.
Hace unos años un ingeniero me platicaba que principalmente en los pueblos y comisarías, cuando les tocaba construir y se tenía que hacer en monte, realizaban ceremonias para “pedir permiso” a los dueños del lugar y para que no carguen “mal aire”:
“Nuestros patrones no lo creen, de hecho ni yo lo creía, hasta que me tocó vivirlo en carne propia fue que descubrí que todo eso es real, que el monte tiene dueño y es necesario hacer ceremonias, no se puede llegar así nada más porque sí a un sitio para construir algo”, me comentó.
No sabemos si en el caso de Acanceh se realizó alguna ceremonia a través de un H’men o un sacerdote maya en el sitio en donde está construida la cancha, sin embargo, ahí están los reportes de los policías y de los jóvenes deportistas.
