Rollo: Jorge Moreno
Hoy hablaremos, a petición del lector Juan Concha (de Mérida), de uno de los objetos más insólitos y extraordinarios que existen en la actualidad: el Codex Gigas, mejor conocido como “la biblia del diablo”.
Este objeto es sorprendente por donde se le quiera ver, empezando por sus características físicas; se trata de un libro, de casi un metro de altura, el cual tiene 674 páginas y pesa poco más de 70 kilogramos, es decir, se necesitan de al menos dos personas para ser cargado.
Fue escrito entre los años 1200 y 1230 después de Cristo, por lo que tiene más de 800 años de antigüedad; actualmente, se encuentra en un Museo en Estocolmo, Suecia, y el estado de conservación que tiene es sorprendente a juicio de los científicos, grafólogos y expertos que lo han analizado, pues no saben con exactitud qué químicos o conservadores se pudieron haber utilizado para que la tinta y el papel aún estén en un muy buen estado.
Por si esto fuera poco, al analizar la tinta han descubierto que ésta es la misma de principio a fin, y se usó en un plazo no mayor de tres días consecutivos; el tipo de letra corresponde a una misma persona, y no refleja ningún tipo de fatiga o cansancio en sus páginas, es decir, la letra es firme y pareja de principio a fin, como si fuera hecha de imprenta.
Codex Gigas significa en latín ‘libro grande’, también es conocido como Códice Gigas, Códice del Diablo o Códice de Satanás; está escrito en latín y el autor presuntamente es el monje Germán “el Recluso” del monasterio de Podla?ice en la actual República Checa.
Fue considerado en su época como la «octava maravilla del mundo» debido a su impresionante tamaño (92 cm de alto, por 50,5 cm de ancho y un grosor de 22 cm), con 624 páginas y un peso de 75 kilos; es el manuscrito medieval más grande conocido hasta el día de hoy.
A lo largo de los siglos, el Codex fue portador de una supuesta maldición que lo llevó a cambiar de «residencia» durante mucho tiempo, ya que ha tenido más de treinta dueños en todo este tiempo
El Codex contiene la Biblia (la versión de la Vulgata, excepto Hechos de los Apóstoles y el Apocalipsis, que provienen de una versión anterior); el texto completo de la Chronica Boemorum, es decir, la crónica de los sucesos de Praga, capital de la antigua Checoslovaquia; curas medicinales y encantamientos mágicos; dos trabajos del historiador judío Flavio, las Etimologías del arzobispo San Isidoro de Sevilla; varios tratados sobre medicina del médico Constantino “el Africano”; un calendario; una lista necrológica de personas fallecidas y otros textos. Lo que lo hace más extraño aún, ya que no hay relación entre en todos estos temas.
Fue calificado por Christopher de Hamel, profesor de la Universidad de Cambridge, como «un objeto de lo más peculiar, extraño, fascinante, raro e inexplicable». Es de un precio incalculable, ha sido robado gran cantidad de veces y fue guardado en secreto por un emperador del Sacro Imperio Germano.
La leyenda señala que el autor del Codex Gigas fue un monje benedictino condenado a ser emparedado vivo por un grave crimen y para que la pena le fuera condonada, el monje propuso crear una obra monumental que honraría al monasterio, un códice que contendría la Biblia y todo el conocimiento del mundo. El tiempo estipulado por el mismo monje fue de una noche.
La tarea del monje era sobrehumana, por lo que se cuenta que solicitó la ayuda del mismo Satanás, el cual aceptó crear el libro en una noche poniendo como condición que apareciera su imagen en una de las páginas. Ciertamente no se trata más que de una leyenda muy posterior a su creación; no obstante, es indudable que fue escrito por un solo hombre.
Los científicos consideran que para que una misma persona hubiera escrito el libro, hubiera tardado más de ocho mil horas, es decir, tres años sin parar ni un minuto; tomando en cuenta una jornada laboral de 12 horas, entonces hubiera tardado seis años; pero los indicios químicos de la tinta, coinciden en que se hizo en tres o menos días. ¿realmente se hizo un pacto con el demonio?
En 1749, el libro llegó a Suecia (Museo de Estocolmo) y no ha vuelto a salir más que en cinco ocasiones; en 1970 fue prestado al Metropolitan Museum de Nueva York, y en 2007, luego de 359 años de ausencia, regresó a su natal Praga, como un préstamo en la Biblioteca Nacional Checa, en donde fue exhibido durante un año.
