Como si fuera ayer: ella, él o ‘elle’

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Rollo: Celia V. Franco C.
Cuando era niña, había mucho menos definiciones de las que hay hoy para que una persona se definiera, claro, la tolerancia a la vida ajena también era demasiado reducida, en esa época (hace unos 30 años) nadie se ofendía: si habías nacido con el sexo masculino  eras hombres y si lo habías hecho con el femenino eras mujeres y punto, tal vez llegada a la adultez alguien se liberaba y se declaraba homosexual, pero era a lo más que llegaba el entendimiento sexual.

Antes que alguien se esponje y comience a pensar que soy una retrograda, aclaremos que estoy explicando cómo eran las cosas en mi infancia, no que yo estuviera de acuerdo. Aclarado el punto, sigamos.

No se entendía que sexo y género son cosas diferentes y para ser honestos, yo, a mis 37 años, apenas me quedó completamente claro hace poco tiempo cuando en una conversación larga y tendida con mi hijo, ya casi mayor de edad, conversamos de cómo se viven estos temas en su generación.

Hablado sobre las preferencias sexuales (sí, en la casa hablamos de todo, incluyendo, sexo, drogas y rock and roll) le pregunté a qué se referían cuando alguien se declaraba no binario, fue entonces cuando me explicó que hay personas que no se identifican con ningún género, o tal vez lo hacen con los dos, así que se quitan las etiquetas para que no los llamen con los pronombres ellos o ellas y entonces se llaman no binario.

Es por eso, entre otras cosas, que comienza a hablarse de la posibilidad de incorporar el pronombre: ‘elle’ para que nadie se sienta discriminado.

Y así aprendí mucho sobre muchas cosas que la verdad no alcanzo a comprender del todo, pero que sería incapaz de juzgar, condenar, es más ni siquiera a opinar. Lo que me quedó más que claro fue que tenemos que respetar y si es posible ayudar.

Atrás quedaron los tiempos donde las preferencias sexuales eran motivo de vergüenza o deshonra, si un joven encuentra el apoyo que necesita en su casa, es menos probable que la crueldad del mundo externo pueda doblegarlo.

Si nosotros, como padres de familia entendemos esto, los formamos como seres respetuosos, amorosos y tolerante, entonces ellos podrán ser parte de una generación que cambie la forma de ser una sociedad, que la mejore, que le dé un sentido diferente.

Amor es amor, no hay formas y es el sentimiento más maravilloso, es la energía que mueve al mundo y una persona es valiosa por lo que lleva en el corazón y por su forma de pensar no por sus gustos o género. Si aprendemos a vivir en el amor y en el respeto y les enseñamos, lo mismo dejaremos la discriminación y el maltrato a un lado.

La sociedad está cambiando; ayudemos a que sea para bien.

Como siempre… mi muy humilde opinión.

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