El viernes pasado, la lluvia y los fuertes vientos ocasionaron que un añejo árbol de laurel tronara y azotara con singular alegría en la mera Plaza Principal de Mérida.
Pero, aunque ustedes no lo crean, la caída del gigante de casi 10 metros de altura casi aplasta al bolero Antonio Prats González, quien estaba sentado a un costado del maderón.
Si acaso, sólo hubo rozones, pero el equipo de trabajo del humilde chambeador quedó totalmente sepultado.
Pero siempre hay una luz de esperanza y, al parecer, el alcalde Renán “Reni” Barrera Concha se comprometió a entregarle una moderna silla para que siga dándole “bola” a los ‘cacles’.
Buena onda por el Concejal y, a todo dar, para el lustrador de calzado.
