A pesar de que la defensa trató de que se reclasificara el delito a violencia familiar y lesiones, Eric G. L. de 38 años de edad, fue vinculado por feminicidio agravado en grado de tentativa, luego de que borracho le diera una golpiza e hiriera con arma blanca a su esposa Ana Guadalupe P. S. de 35 años de edad, en su vivienda ubicada en el fraccionamiento Polígono 108.
La resolución fue emitida por el juez segundo de control, Luis Mugarte Guerrero, quien consideró que los fiscales aportaron los datos de prueba suficientes para acreditar el delito de feminicidio en grado de tentativa y que el hecho no se consumó debido a que el cuchillo utilizado se rompió; además, de la intervención de una vecina que logró que el ahora acusado huyera del lugar para refugiarse en casa de su madre, donde finalmente fue detenido.
El juez Mugarte Guerrero ratificó la medida cautelar de prisión preventiva por seis mees y otorgó un plazo de cuatro meses a la Fiscalía General del Estado para el cierre de la investigación complementaria de este asunto.
En la audiencia realizada ayer en el Centro de Justicia Oral de Mérida, la defensa del acusado trató de desvirtuar la versión de los fiscales y argumentó que no se configura el delito de feminicidio debido a que la parte acusadora no ha podido demostrar que la intención del acusado era asesinar a la víctima.
Indicó que no se puede negar que hubo un agresión a la víctima, lo que hace que los delitos sean lesiones calificadas y violencia familiar.
Sin embargo, el juez Mugarte Guerrero dio más valor a los datos de prueba aportados por los fiscales.
Al exponer su teoría del caso, las fiscales señalaron que se trató de un crimen de género y que no se consumó (el asesinato) a causas externas al imputado, como fue la intervención de una testigo para defender a la víctima.
Añadieron que el móvil fueron los celos porque la mujer es quien mantiene a sus dos hijas y a su marido, ya que trabaja como promotora los fines de semana. El acusado no labora y se quedaba en la casa a ingerir bebidas embriagantes.
El sujeto la acosaba e incluso le revisaba el teléfono celular de la víctima, ya que pensaba que le era infiel, a pesar de que ella lo negaba, y eso se había vuelto una obsesión para el sujeto.
En la tarde del día 5 pasado, la mujer vio que su marido –quien estaba alcoholizado- revisaba de nueva cuenta su teléfono, le reclamó diciéndole que si desconfiaba de ella.
En respuesta, el ahora acusado se levantó y fue a la cocina donde se apoderó de un cuchillo con el que atacó en varias ocasiones a la mujer, quien metía lo brazos para defenderse y entonces también la golpeó.
La víctima logro salir a la calle y cuando intentaba entrar a la terraza del predio 309, fue alcanzada de nuevo por su marido, quien continuó lanzándole tajos y la azotó contra la parte posterior de un March estacionado a las puertas de ese inmueble.
Una de las vecinas que habita esa casa, salió armada con un “jalador” y se enfrentó al agresor, quien decidió huir a la vivienda de su madre, ubicada a unas calles del lugar de los hechos.
