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Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- Bajo supuestos engaños e influyentismo, los señores Beatriz Castro García y Melchor Cámara Camacho se han negado a responder por las graves lesiones que su hijo Carlos Eduardo Cámara Castro ocasionó a una pareja de motociclistas, porque por “textear” con su celular no respetó un alto de disco y provocó una colisión en que los tripulantes quedaron bastante lastimados.

A De Peso llegaron los señores Filiberto Pech Pech y María Melba Anacelia Tzuc Aké indicando que han interpuesto una demanda contra ese chavo y sus padres (C-I- 1246/2016) por hechos posiblemente delictuosos, que se ha hecha extensiva a la Clínica de Mérida y Hospital O’Horán.

María Melba Tzuc Aké y Filiberto Pech Pech, con la denuncia presentada contra Carlos Cámara y dos clínicas.
María Melba Tzuc Aké y Filiberto Pech Pech, con la denuncia presentada contra Carlos Cámara y dos clínicas.

El 9 de diciembre pasado, el joven Cámara Castro provocó el percance en el que viajaba la pareja (él mozo y ella de servicio doméstico) resultaron el primero con fractura de 8 castillas y ella con fractura facial.

Los Cámara Castro los convencieron que no demandaran, porque en la Clínica de Mérida los iban a atender y les pagarían todos sus gastos hasta su total recuperación, pues ella trabajaba en esa clínica.

Sin embargo, a la señora Tzuc Aké no se le sometió a ningún estudio en ese sitio y sí, en cambio, se le mandó a su casa con unos analgésicos, quedando su marido tres días ingresado, pero apenas y habían pasado las 72 horas del arresto del joven Cámara Castro, éste recuperó su libertad y rápidamente sacaron de esa clínica al lesionado, completamente desnudo y lo tiraron en el Hospital O’Horán, aprovechando que estaba sedado.

Desde ese entonces, el calvario de dicho matrimonio ha sido grande, pues perdieron sus trabajos y más porque el papá del joven conductor, de oficio abogado y conocedor de las triquiñuelas legales, contando con el apoyo del Ministerio Público, se ha encargado de lanzar amenazas a la pareja de motociclistas, que ahora vive con la ayuda de sus vecinos y de una congregación religiosa.

Los afectados también se quejan que la Clínica de Mérida se prestó a esta sucia maniobra, al igual que el Hospital O’Horán, porque se niegan a emitir los oficios en los que se informen día, hora y estado en que fueron recibidos.

Piden que los Cámara Castro asuman su responsabilidad y respondan por lo que su hijo ocasionó.

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