Homicida de mesera yucateca habría violado y asesinado a un tabasqueño

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Después de ser condenado a 35 años de cárcel por violar y matar con extrema saña a la mesera Mayra Rosalía C. T., el feminicida chiapaneco Alexander Castellanos González – que actualmente tiene 21 años – enfrenta nuevo proceso porque en marzo pasado ultrajó y ultimó con más de 50 puñaladas a un hombre en Huimanguillo, Tabasco.

El pasado lunes, la juez de control Elsy del Carmen Villanueva Segura y las partes intervinientes en el homicidio de la mesera, acordaron la condena de 35 años por el delito de feminicidio agravado.

Le impuso también por concepto de reparación del daño ocasionado el pago de más de un millón 300 mil pesos.

Primer crimen, con saña y depravación

Este martes, el juez de control Luis Edwin Mugarte Guerrero respondió a un exhorto de un juez de Tabasco, para ejecutar una orden de aprehensión en contra de Alexander Castellanos, que se encuentra recluido en el Cereso meridano por el delito de feminicidio agravado.

Mugarte Guerrero auxilió a su colega y a la Fiscalía de Tabasco.

Lo imputó por el delito de homicidio calificado que en Tabasco se castiga con pena de cárcel que va de los 20 a 50 años de prisión, tras la denuncia de Eugenio Pérez Alegría, hermano de la víctima.

El chiapaneco, sin muestra de arrepentimiento por sus crímenes, guardó silencio y renunció al plazo de vinculación, por lo que continuará en prisión.

Primer crimen

En marzo de 2018, Castellanos González vivía en casa de su abuela en la población Chontalpa, Huimanguillo, Tabasco.

El día 9 de ese mes, en el campo de fútbol del poblado se encontró con el ahora occiso, José Manuel P. A. (a) “Manuelón”, de 40 años de edad, con el que estuvo ingiriendo bebidas embriagantes.

Fueron vistos en el lugar por una menor de edad, familiar del ahora occiso, quien también se percató que fueron a comprar cartones de cervezas a bordo de una camioneta.

Más tarde, se dio cuenta que entraron a la casa de su tío, ubicada en el kilómetro 3 de la colonia José María Morelos y Pavón, donde no ingresó nadie más.

Al día siguiente, el hijo del ahora occiso, por indicación de su madre, de la que vivía separado, fue a llevarle comida a su padre y lo encontró sin vida en medio de un charco de sangre.

El cuerpo yacía desnudo y se encontró que había sido ultrajado, pues presentaba rastros de semen en la región anal.

En el sitio, se halló la billetera del ahora procesado y un envoltorio con cocaína.

El cadáver presentó más de 50 heridas producidas con saña y crueldad extrema, pues habían interesado en hueso, en cara, cráneo, tórax anterior y posterior, al igual que en ambos brazos.

La causa de la muerte fue certificada como choque traumático y hemorrágico por desangramiento.

El sujeto, después del crimen, abandonó la casa de su abuela y la comunidad, yendo a vivir a Cancún, donde también se vio envuelto en problemas con la justicia porque acuchilló a una persona.

La mesera

El pasado 8 de diciembre, el chiapaneco Castellanos González asesinó de manera brutal, a golpes y de 44 cuchilladas, a Mayra Rosalía, de 24 años de edad.

Este crimen se dio en el día de cumpleaños de la mujer, en el interior de un deshuesadero de la colonia Francisco I. Madero.

El delito de feminicidio, en Yucatán, se castiga con pena corporal que va de los 30 a 50 años de cárcel.

Los hechos fueron denunciados por Rosa Guadalupe C. T.

La víctima presentó 5 heridas en el cráneo, 5 en el cuello, 3 en el tórax anterior, 18 en el tórax posterior, 1 en el abdomen, 10 en los miembros superiores y 2 en los inferiores.

No murió de manera instantánea, sino que falleció desangrada.

La mujer contaba con dos hijos menores de edad, una niña de 4 meses y un varón de 4 años, los cuales viven en Xaya, Tekax, de donde es originaria, además que trabajaba de empleada doméstica en el Country Club y los fines de semana como mesera en el bar “La Isla” de la colonia Bojórquez.

El 8 de diciembre, la víctima empezó a meserear y fichar, cuando de pronto llegó Castellanos González y la invitó a unas cervezas; más tarde el sujeto se retiró, para regresar antes de la hora del cierre del lugar.

Cuando retornó, la joven se encontraba bastante ebria y una compañera de nombre “Mía”, al ver que se iba a ir con el sujeto, le pidió que se cuidara y ésta le comentó que le iba a pagar 700 pesos por estar un rato con él.

Al día siguiente, el propietario del deshuesadero ubicado en el predio número 178 de la calle 29 diagonal entre 34 y 36, de la Madero, el señor Pedro S., al pasar por el lugar, se dio cuenta que estaba abierta la puerta del acceso de la parte de la vivienda.

Encontró desnuda, en medio de un charco de sangre, a la joven mesera.

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