«Mi hija vivió un martirio»

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Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- El padre de la víctima fue el primer en declarar ayer en el inicio del juicio en contra de Eduardo Enrique Real Castillo, acusado de feminicidio agravado por el asesinato de su esposa en un pasillo de Plaza Fiesta. El declarante solicitó que se haga justicia a su hija y que le dejen dar una mejor vida a sus tres nietos que quedaron huérfanos.

En sus alegatos de apertura, los fiscales señalaron que en el desahogo de pruebas permitirán demostrar que el acusado es el autor material de los hechos, y que ejecutaba actos de violencia contra su esposa Jessica Esmeralda Cano Baas, de 24 años, así como también amenazaba con matarla a ella y a sus tres hijos si se atrevía a abandonarlo.

También se aportarán pruebas documentales y periciales para demostrar que éste es el sujeto que asesinó a la víctima en un pasillo de Plaza Fiesta, la tarde del 23 de junio de 2017.

Por su parte, la defensa expuso que demostrará que este caso no se trata de un feminicidio agravado, sino de un homicidio simple, pues los fiscales no cuentan con las pruebas para acreditar la violencia familiar, que es uno de los requisitos para tipificar el delito que pretender imputar.

Señalaron que la defensa cuenta con denuncias que Eduardo Enrique Real Castillo interpuso ante el Ministerio Público en contra de su esposa –la hoy víctima- precisamente por violencia familiar.

El primer testigo fue Juan Cano –denunciante y padre de la ahora occisa-, quien les dijo a los tres integrantes del Tribunal Segundo de Juicio Oral que sólo quiere justicia para su hija y que le dejen dar una mejor vida a sus tres nietos.

A preguntas de los fiscales, el testigo aseguró que le constaba la vida de violencia que sufría su hija, pues la veía con moretones en los brazos, ojos y otras partes del cuerpo, pero que no denunciaba porque el ahora acusado la tenía amenazaba con matarla a ella y a sus tres hijos.

“Mi hija vivió un martirio, no un matrimonio, durante el tiempo que estuvo casada con el acusado”, enfatizó.

También señaló que otra testigo de nombre Janet Urtecho, quien era la jefa de la víctima en la gasolinera en la que trabajaba, fue testigo de los actos de violencia familiar por parte de este individuo.

La defensa interrogó al testigo con la pregunta de que si en alguna ocasión tuvo un problema legal con su hija, a lo que declaró que fue porque Jessica Esmeralda era hostigada por el ahora acusado, quien quería quitarle una propiedad. “Es cosa juzgada y no pasó nada”, enfatizó el testigo.

Los defensores también sacaron a relucir una denuncia que el ahora imputado presentó desde mayo de 2012 en contra de este testigo, pero los jueces no dejaron que continuara, porque no eran actos propios del compareciente.

Como segundo testigo estuvo la odontóloga Fátima del Socorro Osorio Capistrán, quien tiene una clínica en Plaza Fiesta y presenció el asesinato de Jessica Esmeralda e incluso trató de auxiliarla, pero la joven murió en pocos minutos.

Esta testigo identificó al acusado como el sujeto que acuchilló a la joven y cuando ella se acercó huyó corriendo, pero fue detenido por unas personas apoyadas por un vigilante de esa plaza comercial.

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